Todo aquel que pertenece a la familia salesiana sabe que el día 24 de mayo es sagrado. Estudiar, dar clase o vivir en un centro cuyo pilar es María Auxiliadora provoca un sentimiento difícil de explicar, así, cuando la jornada en su honor empieza se convierte en un acontecimiento de alegría en el que los colores rosa y celeste se divisan desde lejos. Despertar este día para los alumnos de un centro salesiano significa hacerlo con una sonrisa, porque la docencia rutinaria se cambia por festejos por su patrona. Así ocurrió, ayer, en los colegios de la Isla, pero los menores de tercero y sexto de primaria de las Salesianas de Telde cambiaron el confenti por bolígrafo y papel para hacer un examen evaluatorio de la Comunidad Autónoma.
Cuando sus compañeros se preparaban para el acto más esperado del año y disfrutaban despreocupados de una tarde de lunes sin la presión de las tareas, los dos grupos sentían los nervios del día antes a la prueba. Siendo ocasión excepcional, puesto que esta fecha es "intocable", los niños vieron desde fuera como el resto celebraba el gran día.
A las nueve de la mañana comenzó la misa con los mayores, a la vez que Infantil y Primaria, con ropa de calle "para que el uniforme esté perfecto para la procesión", explica la presidenta del AMPA, Dori Calderín, disfrutaban de un programa de actividades hasta las doce del mediodía. Un horario más corto de lo habitual para guardar energías para el acto de por la tarde, en el que se homenajeó a los alumnos de cuarto de la ESO con una eucaristía seguida de la procesión.
En esta, las antiguas alumnas vistieron mantillas y peinetas y, acompañadas por el resto, siguieron a una María Auxiliadora con cascadas de flores, "más preciosa que nunca", asegura Calderín, que también estudió en el colegio. Los más pequeños encabezaron la marcha vestidos de ángel, sacristán o paje, desde San Gregorio al centro.
Salesianas Tomás Morales
Aros, cintas, pelotas y cuerdas de todos los colores. Flores en el altar, cánticos, bailes con horas de ensayo y ofrenda de alimentos para los más necesitados. Iniciando, también, este 24 de mayo con la misa tradicional, el colegio María Auxiliadora de las Salesianas de Tomás Morales, en la capital, se convirtió en una sola voz para gritar, bien fuerte, "¡viva la virgen!".
Las sonrisas constantes y la magia en el ambiente fueron protagonistas de un día que cada año se vive con intensidad. Desde Infantil hasta la ESO, pasando por el profesorado y las hermanas, todos participaron en el acto que más hace sentir curso tras curso, año tras año y generación tras generación.
Flauta travesera o violín para dedicarle la melodía más bonita a la homenajeada. Tiras de papel con sus colores para agitar con fuerza en el aire. Olas en el patio para demostrar un amor incondicional aprendido desde pequeños, y un himno cantado desde el alma que ocasionó más de una lágrima. La unión, familiaridad e ilusión se palparon en cada rincón de esta casa salesiana, que sorprendió a los transeúntes por la zona del Obelisco con una procesión protagonizada por los de menos edad. Los mayores despedían con una conga, junto a sus profesores y antiguos alumnos, "un año más junto a ella".
Árbol Bonito y Salesianos
Una 'Rama' improvisada, con la patrona a cuestas y trajes típicos bailando al ritmo de la canción popular de la Banda de Agaete, destacó la jornada en el Colegio San Juan Bosco, Árbol Bonito, junto a otros talleres ejecutados. De la misma manera, Salesianos Las Palmas, festejó con la eucaristía habitual y actividades lúdicas y deportivas.
El amor por esta virgen cruza mares y lo que sea necesario. Así, en días previos a la fecha, comenzaron los actos en su honor, y un grupo de antiguas alumnas y hermanas de Fuerteventura la recordaron en Las Playitas. Una velada hecha con tanta alma como el resto de las organizadas, para darle gracias "por tanto" a María Auxiliadora.
