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Entre el deporte y la acrobacia

La playa de Melenara es el lugar de entreno de la única asociación de 'slackline' de la Isla

Cuando se suben sobre la cinta, toda complejidad desaparece desde fuera. La agilidad de sus cuerpos y los saltos en el aire da a los espectadores la sensación de que cada uno de los movimientos que ejecutan no son, para nada, difíciles. Sin duda, la cosa cambia cuando esos que lo ven desde el exterior intentan, tan sólo, subirse al instrumento, de cinco centímetros de ancho, fijado entre dos árboles. Es entonces cuando se valora su capacidad para realizar todo tipo de maniobras acrobáticas sobre la cuerda y lo fácil que hacen que parezca. Mantener el equilibrio, tener la mente en la actividad y sentir la libertad que esta provoca, son las pautas que el grupo de slackline de Las Remudas fijan como primordiales para el deporte.

A pesar de que es un ejercicio poco conocido, la Asociación Cultural Deportiva Slackline Gran Canaria - Remudas asegura que "está creciendo" y cada vez más personas, de todas las edades, se acercan para saber de qué se trata. Hombres, mujeres y niños, "sin importar los años que tengan y siempre que no tengan ningún tipo de discapacidad", explican, puede subirse a la cinta.

Hace algo más de un año que el grupo de amigos decidió crear la entidad para promover y mostrar a la sociedad lo que hacen, "aunque lo practicamos desde hace más". Afirman que en este tiempo se ha sumado bastante gente y que han crecido hasta los 15 que son ahora, "incluso viene gente de Las Palmas", añaden. Además, dan clases de inicio a cuatro niños del municipio.

Siendo la única asociación de la Isla, explican que muchas veces las limitaciones del terreno donde practican les impide hacer más. Se reúnen casi todos los días en el merendero de la playa de Melenara, "menos los domingos, porque vienen muchas familias y no podemos ponernos aquí", comenta Nacho Cruz, presidente de la entidad.

Las cintas preparadas se ven estables, pero la suciedad de la arena, con piedras y palos, entre otros, y la dificultad que les proporciona la altura de los árboles donde las fijan, hacen que, continuamente, se preocupen por su seguridad. Al tratarse de un deporte de muchas caídas, "el espacio para desempeñarlo debe ser adecuado y seguro".

"No tenemos ayudas, hemos hablado con la concejalía del área del Ayuntamiento de Telde, hasta les llevamos un plano hecho, y con Costas, y se pasan la pelota", critica Cruz haciendo referencia a las ocasiones en las que han pedido un espacio condicionado para entrenar.

"No importa que sea un lugar cerrado o al aire libre, sólo necesitamos un campo de 20 por 10 metros y dos postes", refuerza su compañero Emilio García. Explican que disponen de los materiales necesarios como las colchonetas y que lo único que piden son "dos palos", porque "somos de Telde, es deporte, algo bueno, y queremos hacerlo aquí".

El grupo ha crecido en la calle y se sienten orgullosos de lo que han conseguido y de cómo han ampliado su "familia". Cuando se les pregunta por los riesgos, aseguran que "la actividad no lo tiene, lo llevamos nosotros", mientras determinan que consiste en "subirse relajado, concentrado y con buena vibra". Así, se trata de un deporte donde "se evoluciona con constancia y caídas". Destacan, también, la ayuda física que proporciona, "porque trabajas todos los músculos del cuerpo mientras aprendes a respirar".

Haciendo figuras estáticas sobre la línea, por encima de los 20 metros de altura, sobre el agua o andando de forma relajada. El slackline tiene seis modalidades distintas, y el grupo, de gran viveza y alegría, coincide en que la clave para todas reside en una buena base. Con su experiencia y conocimiento, tienen previsto abrir una escuelita para enseñar a niños desde el principio. "Si nos dieran ese espacio, vendrían más interesados", aseguran.

El buen ambiente y las sonrisas fijas, incluso cuando caen y se dan entre ellos aplausos y palabras de ánimo, refuerza cuando dicen que subirse sobre la cuerda es "diversión". "Si tienes miedo, tírate, no hay más", refuerza Cruz, asegurando que no hay nada que pueda pasar.

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