El recorrido habitual por el barrio Hornos del Rey, típico de las visitas institucionales, ayer por la mañana, apuntaba a que se trataba de un paseo tranquilo de charla y peticiones por los vecinos, como de costumbre. El inicio del camino, marcado por los pasos de la alcaldesa, Carmen Hernández, junto a otros ediles y representantes del barrio, se mostró relajado durante una jornada marcada por el calor. Entonces, aguardando en la puerta de su casa a la llegada de la representante del Ayuntamiento, Olga Monzón Peña interrumpió la serenidad para comentarle a Hernández los problemas de su zona. Así, la visita se tradujo en una conversación animada entre las dos mujeres.
"Olga, no me estés fogueteando a los vecinos", interrumpió la alcaldesa a la fémina cuando animaba a Pino Sosa, otra vecina, a quejarse sobre un desperfecto cercano a la entrada de su vivienda. Sin pensarlo, Monzón agarró a la regidora y la guió hasta la valla que separa la única carretera que hay, del barranco. "Mire como está todo sucio, la basura se acumula", explica, mientras enseña los matojos descuidados.
"La valla hay que limpiarla o cambiarla", añade la vecina que, sin pertenecer a la directiva de la Asociación de Vecinos que había dado la bienvenida a los ediles y comenzado el camino, se convirtió en la protagonista de la jornada. "Es que yo las cosas las digo a la cara", afirma, con entusiasmo por poder hacerlo frente a Carmen Hernández que la escuchó con atención.
Así, a medida que se paraba para saludar a otros habitantes del pueblo, Monzón no dejaba de añadir cosas a mejorar en su lista para hacer de Hornos del Rey un lugar mejor. "Menos mal que tengo la experiencia como profesora", bromeó la alcaldesa, que veía un poco más complicada la situación en este caso. "A mis alumnos los suspendía y, al final no se enfadaban, pero aquí todo no lo puedo arreglar", añade con gracia y en tono desenfadado.
Antes de seguir, despidió a Pino Sosa que tenía que irse a cortar verduras para el potaje de sus hijos. "Ojalá llegara a casa y mi madre me tuviera el potajito hecho", comentó Hernández. Y, al final del sendero, un muro cuyo extremo se había derribado. A pesar de que no corre riesgo a caerse, los vecinos piden su arreglo, porque "por aquí pasan niños para ir al colegio". Los ediles tomaron nota para tratar el asunto.
En el paseo de vuelta hasta el local de la asociación, Monzón y Sosa se acercaron a sus puertas para despedirse. "Somos de aquí de casi toda la vida", comenta la nueva amiga de la alcaldesa, que se enorgullece de la tranquilidad de su barrio, con unos 700 habitantes. No todo es oro lo que reluce. Aunque son conscientes de que no depende del Ayuntamiento, echan en falta "una tienda, aunque sea", donde comprar para el día a día. "Tenemos que desplazarnos hasta Jinámar o Marzagán, pero la mayoría no conducimos y dependemos de que nuestros hijos vengan para movernos", se quejan. Aseguran que se trata de un pueblo donde la mayoría de adultos ya son mayores, por lo que necesitan tener servicios al alcance. "Si no, cogemos taxis que nos cobran ya hasta cinco euros", fijan.
Las féminas coinciden con el resto del barrio en que uno de los principales problemas es la aglomeración que se forma en la entrada y salida del colegio Nuestras Señora de Las Nieves. "Es horrible, los padres no tienen donde aparcar y lo hacen donde cuadra, llevando a discusiones fuertes y que se paralice la circulación", cuentan. Ante el problema, proponen que un guardia de tráfico se desplace "aunque sea unos días a la semana, porque ni los taxis vienen en esa hora punta". Temen, además, por una desgracia con algún niño por el descontrol existente.
Hernández se comprometió a tratar ese tema a lo largo del día. Además, aunque los de Hornos del Rey sienten que son "los últimos en todo" en el municipio y que su colegio "es el peor a nivel de seguridad", los presentes del Ayuntamiento han prometido una limpieza de choque en el barrio y otros arreglos al alcance. De esta forma, estarán listos para mostrar su mejor cara en sus cercanas fiestas patronales.
