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Telde encarga a una empresa el cuidado de los cementerios durante tres meses

Los dos monjes encargados de los camposantos del municipio se van el lunes a San Lázaro - La Concejalía elabora un pliego de condiciones para licitar el servicio

Telde encarga a una empresa el cuidado de los cementerios durante tres meses

Los dos cementerios de Telde se quedan desde el lunes sin los monjes de la orden de Hermanos de la Resurrección al declinar los religiosos la petición del concejal de Cementerios, Agustín Arencibia, de continuar hasta final de mes con las labores de mantenimiento e inhumaciones en ambos camposantos del municipio. El edil les había solicitado que permanecieran hasta el 30 de junio mientras gestionaba un pliego de condiciones para los futuros adjudicatarios del servicio, pero estarán solo hasta mañana.

Este domingo será el último día de trabajo de los hermanos Doroteo y Bruno, que se unirán al prior, fray Fernando de Granada, en el cuidado de las instalaciones funeraria de San Lázaro. Una empresa se encargará en los próximos tres meses en horario de tarde de continuar la labor de los religiosos, ya que por la mañana la realizarán los dos funcionarios municipales del área. Un personal que desde la concejalía de Cementerios se considera insuficiente, sobre todo porque por la tarde, después de la anunciada marcha de los frailes, tendrían que encargarse otros operarios, en este caso, externos.

Arencibia declaró ayer que el lunes prevé firmar -una vez se resuelvan unos flecos pendientes- un contrato menor de prestación de servicios durante ese periodo y que supondrá un desembolso mensual de 6.000 euros, hasta completar los 18.000 que permite la legislación en este tipo de convenio. Los nuevos encargados comenzarán su trabajo en ambos recintos funerarios desde el mismo lunes por la tarde y se les abonará sus servicios hasta la firma del contrato de forma definitiva

El titular de Cementerios, que mantuvo una reunión con los frailes el pasado lunes, había anunciado que gestionaba una solución a la marcha de los religiosos, que hasta ayer, según admitió el edil, no sabía si habían cobrado los más de 22.000 euros que les adeuda la corporación municipal desde hace 11 meses, pese a que enfatizó que ya se había dado la orden de pago.

Sin embargo, según había señalado el prior de Hermanos de la Resurrección, aunque el impago de sus servicios había saltado como su principal queja, su mayor problema es que solo son tres los miembros de la orden en Gran Canaria, ya de una edad avanzada y que habían decidido convivir y trabajar juntos en San Lázaro.

El intento de Arencibia porque continuaran con su labor, que incluía también la limpieza de los camposantos, traslados de los restos y la apertura y cierre en los horarios fijados para este servicio, no fructificó al indicarle los religiosos que la situación en el cementerio capitalino ya era extrema y les imposibilitaba continuar por más tiempo en Telde. Así, el servicio vespertino quedaba en el aire si no se buscaba remedio, una gestión que pensaba cerrar ayer Agustín Arencibia, pero que tendrá que posponer al lunes. No obstante, según indicó, "está prácticamente cerrado el acuerdo y desde ese día por la tarde estarán trabajando aunque sea sin contrato unos días, pero que se les abonará con la presentación de la factura de los servicios realizados".

El edil nacionalista alegó, además, que su propuesta es que se elabore un pliego de condiciones para sacar a licitación este servicio y por un periodo de tiempo que evite que surjan problemas. De hecho, aseguró que "he dejado parada el proyecto de destinar 35.000 euros anuales a este serv icio porque era una solución provisional. Ahora esperamos que en los tres meses que tenemos de plazo con el contrato con esta empresa [de la que no quiso desvelar su nombre] podamos realizar las gestiones necesarias para que este servicio tenga más estabilidad en el tiempo".

Mañana, después de 12 años de servicios en los cementerios, los hermanos Bruno y Doroteo dejarán de ser figuras habituales para los vecinos que acuden a ambos camposantos a visitar las tumbas de sus difuntos. Una imagen habitual que ya no se repetirá.

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