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Entrevista

Leyla Portillo: "La mayoría de las enfermedades de hoy son emocionales o mentales"

"Para evitar estrés se necesita un equilibrio. Tiempo para ocio, para no hacer nada y comer y dormir tranquilos", defiende la licenciada en Psicología

Leyla Portillo, licenciada en Psicología. LP / DLP

¿Cómo definiría el estrés?

Ocurre cuando percibes que hay una sección que no puedes resolver. Cuando esta percepción dura mucho tiempo hay, como resultado, unos síntomas. Así, se nos olvidan las cosas, sentimos nervios, palpitaciones, reacciones en la piel, etc. Si este estado se alarga, al final, puede generar tanto enfermedades como problemas en las relaciones personales o en el trabajo.

¿El estrés laboral es aparte?

El estrés laboral ya está catalogado y reconocido como un riesgo en el trabajo. Debido a ciertas condiciones laborales en las empresas, se propicia esta patología. Como resultado se obtiene un bajo rendimiento, desconcentración o malestar físico, incluso se puede caer el pelo o afectar al sueño, entre otros.

¿Hay técnicas para paliarlo?

Sí. Se basan en vivir el momento presente, hacer respiraciones, observar el cuerpo y esos síntomas que aparecen. Es necesario ver que llevamos un ritmo de vida rápido y que nuestro cerebro no ha evolucionado tanto como la vida en sí. Debemos centrarnos en el poder de la palabra y en cómo nos referimos a nosotros mismos.

¿Es más frecuente hoy en día?

Sí, además, el estrés ya está catalogado como enfermedad. Antes las enfermedades eran más víricas o de contagio. Ahora, por el ritmo de vida, son más emocionales o mentales, y nos afectan en la rutina.

¿Cree que la situación económica actual influye?

Por supuesto, porque es verdad que nos afecta trabajar o las condiciones que ponen las empresas, pero también no tener trabajo. Aquí, el estrés viene de no tener la mente ocupada, la falta de relacionarse, no sentirse realizado o no tener recompensa económica. Cuando ocurre esto, se ve afectado nuestro sustento, nuestra integridad o seguridad para tener comida o un hogar. Esto es una cuestión importante, porque si no tienes lo básico cubierto, se genera un agobio y esa ansiedad por la preocupación de saber que te tienes que ganar los garbanzos.

Entonces, es tan negativo hacer mucho cómo no hacer.

Claro, por eso necesitamos un equilibrio. Tenemos muchas horas al día, pero a la semana dedicamos poco al disfrute, al deporte, a una actividad de movimiento y, al final, repercute. Lo ideal es que en un día tengamos horas en las que produzcamos o trabajemos, otras, por ejemplo, para almorzar tranquilamente y disfrutar de la comida, horas de sueño, ese rato de relación con los demás o simplemente de no hacer nada. También es necesario movilizar el cuerpo, por ejemplo, con baile o ejercicios que ayuden a liberar las tensiones, a que el cerebro funcione de otra manera y genere otras sustancias relacionadas con la felicidad y la alegría, y así evitar pensar. El cerebro es una máquina y necesita su tiempo de parar, engrasarse y, después, dar lo mejor.

¿El estrés se controla fácil?

No existen recetas mágicas, sino voluntad. Consiste en buscar tiempo y encontrarlo para practicar respiraciones, yoga, automasajearse, dedicarse palabras bonitas o llorar. Buscamos recetas mágicas como las pastillas o salir de fiesta, pero es un error. Somos animales de día, cuando estás estresado y sales por la noche e ingieres alcohol, lejos de gestionar el estrés, lo que haces es distraerte. La distracción muchas veces oxigena, pero no es una técnica sana al cien por cien o adecuada para gestionar una situación nueva.

Nombraba la ansiedad, ¿qué relación guarda con el estrés?

La sociedad suele etiquetarla, pero yo la percibo como un síntoma. La gente asocia ansiedad con quedarse sin aire, intentar cogerlo, ver que no llega y sentir asfixia y que van a morir, cuando, al final, todo se reduce al pensamiento.

¿El estrés ha crecido?

Sí. El cerebro ha evolucionado, pero no tan rápido como el ritmo de vida. Antes buscábamos comida, ahora la mayoría de trabajos tratan de prestar servicios con remuneración para satisfacer nuestras necesidades básicas. A medida que ha crecido la prestación de servicios, el estrés ha surgido, antes no existía.

¿Afecta más en algún sector?

Es una percepción subjetiva individual. Para lo que una persona es estrés, para otra puede no serlo. Aún así, será mayor en aquellos que atienden a terceras personas, donde una de sus condiciones de trabajo sea que haya atención al público.

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