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Lucía José y sus vivencias en el Poeta

Lucía José, segunda por la izquierda y en cuclillas, con un grupo de compañeros de clase. YAIZA SOCORRO

Lucía José López Santiago es una niña de nueve años que cursa el cuarto curso de educación primaria en el colegio público Poeta Fernando González, en el barrio de San Juan. Menuda, con gafas y sonriente, la pequeña protagoniza una curiosa historia de amistad con sus compañeros y de admiración hacia sus profesores. Una carta remitida a este periódico, en la que desgrana sus sentimientos por abandonar a los que son sus compañeros y amigos de clase -la 4º-B- en el próximo curso escolar, ha logrado reunir en torno suyo a un grupo de sus compañeros, pero también a sus madres. Aunque la despedida no será hasta la próxima semana, el viernes fue un ensayo más festivo que de pesar.

No se traslada muy lejos, realmente a muy pocos metros de su actual centro, pero es necesario su ingreso en el colegio público San Juan para cuando acabe la educación primaria, pueda acceder sin problemas al instituto José Arencibia Gil, donde ya estudia su hermana mayor. Aunque comprende por las explicaciones de su madre, Carmen Delia Santiago, su marcha de su querido colegio, le cuesta desprenderse de sus amigos. El viernes, antes de entrar a clase, logró congregar a un grupo de ellos para hacerse una foto en el exterior del centro docente. A hora temprana, antes de las 8.30, para evitar la avalancha de niños que se produce todos los días.

Allí, en la calle cerrada al tráfico hasta que entren los escolares, Lucía José posó junto a un grupo de sus compañeros y así Lucía, Carolina, Orlando, Erick, Sara María, Yoel, Daniela, Héctor, Daniel, Inés, Ylenia, Lucía Fernández, Alba, Naima y Fernando, todos muy motivados por salir en la foto con sus mejores gestos. Más risas y excitación que pena, en unas edades donde se inician las primeras amistades y camaraderías.

En su carta, la niña explica: "Y aunque veo el cambio con optimismo y entusiasmo, también es cierto que una pequeña parte de mí siente añoranza del cole que dejo atrás, de la clase, de los compañeros, de mis profesoras y de mis vivencias de patio de recreo etc?..Sé que conservaré algunas de mis amigas Carolina, Alba, Gisela, Inés, Ylenia, Lucía Fernández, Jaquelin, Víctor, Héctor, Daniel, Fernando, etc? pero ya no será igual. No puedo evitar sentir un nudo en la garganta recordando este último curso a mi tutora Reyes Mendoza Mendoza. Su complicidad me ha hecho madurar mucho, su inagotable empatía me fortalecieron, ?.si pudiera, me la llevaba al otro cole! Srta. Reyes mi familia y yo le agradecemos de todo corazón sus afectos, paciencia, cariño?.y tantas cualidades que hacen de usted una gran persona, y una profesora de calidad suprema, todo un verdadero ejemplo a seguir por señoras de su mismo gremio. Reyes, usted no tiene precio, un millón de gracias por todo".

Lucía José también recuerda a su profesora de Religión, María, a la que agradece su implicación con ella y las cartas que le escribió; las lecciones de inglés con María Pilar, a la que llama Miss Mary, también su particular homenaje a Maribel, la profesora que hace de una asignatura caótica una sinfonía, y también a Mari Pino, la profesora de gimnasia. Pero sobre todo, se queda con lo aprendido en su convivencia con maesttros y compañeos, a los que les da una matrícula de honor "en calidad humana, cariño y paciencia".

El actual curso está dando sus últimos coletazos y este mes será el de la despedida del Poeta y también, aunque no para siempre, de sus queridos compañeros y amigos. No estará muy lejos de ellos, aunque sí los verá menos.

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