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Entrevista a Fernando Ojeda Pérez

"San Juan necesita gente joven, con ideas distintas, que sepa qué hacer"

"Telde no alcanzará la importancia comercial que tenía cuando era cabeza de la comarca del sur en la Isla", asegura el pregonero de las fiestas de San Juan e ingeniero industrial

El pregonero de las fiestas de San Juan 2016 en Telde, Fernando Ojeda. LP / DLP

¿En qué enfocará el pregón?

La idea es hacer un símil entre San Juan Bautista en el Jordán con el agua y el por qué se construye la ciudad a orillas del Barranco de Telde. En aquella época, llevaba agua discontinua durante mucho tiempo a lo largo del año. A partir de ahí, saco similitudes de cuestiones que no se tienen en cuenta, como los pozos del núcleo urbano de San Juan. Mostraré fotos antiguas hechas por mi abuelo Patricio Pérez, de hace 100 años. Además, al inicio voy a proponer la localización de una imagen, de hace 102 años, del antiguo teatro de Telde. Hablaré, también, de la importancia de los plátanos o del precio del agua en 1904.

¿Cómo era San Juan entonces?

Por un lado, tengo localizados 11 pozos que había en San Juan, de los que hablan, a finales del siglo XIX, conocidos como Bartolomé Martínez de Escobar y en varias reseñas. Además, a principios de siglo, San Juan era tan importante que Telde se identificaba con la zona, como se conocía San Gregorio cómo Los Llanos. El Telde antiguo tenía gran cantidad de talleres, algunos relacionados con maquinaria de pozos.

¿Ha cambiado el barrio?

Sí. Cada vez es más silencioso, sólo hay vida administrativa, en el centro de salud de especialidades sólo hasta medio día existe movimiento, y por la noche se encuentra algo de ocio en algunos bares o restaurantes. Hay menos vida y más silencio. No me quejo, nací y crecí en San Juan y me gusta. Es un sitio de paseo, meditación y tranquilidad. Lejos del ajetreo, el barrio me da sosiego y hace que me vea hacia dentro.

Lo ve como algo positivo.

Puede parecer egoísta, pero sí. Un dato es que en 1970, se decía en la prensa local que Gran Canaria tenía un pozo por cada kilómetro cuadrado. Si habían 1.535 kilómetros cuadrados, hablamos de que funcionaban más de 1.500 pozos. Los localizados en San Juan y la dimensión del barrio, muestra que disponía de estos 28 veces más de lo que se decía que existían en Gran Canaria. Sin duda, ahora es un oasis de paz y remanso, pero hace 100 años no era así. Para entonces, existía el ruido de los pozos, los talleres, los almacenes de empaquetado de plátano y tomate o del martilleo clavando en cajas para exportar.

¿Qué opina del comercio?

No cabe duda de que el municipio ya no alcanzará la importancia que tenía cuando era cabeza de la comarca del sur. Ahora, Vecindario es mucho más comercial que Telde. En la actualidad, los grandes centros comerciales de la ciudad, como Alcampo o Las Terrazas, o incluso El Mirador, limítrofe con la capital, atrae mucho más a la gente. No sólo por el comercio en sí, sino por el ocio que se oferta, la facilidad de pasear o por las condiciones de lluvia y viento en invierno. Antes, el municipio teldense era cabeza de comarca, la gente del sur, desde Mogán hasta Ingenio, compraba en Telde, pero esto ha cambiado mucho.

¿Qué propondría para mejorar la situación?

No me declaro ideólogo de lo que habría que hacer o no. Así, me apena cada vez que cierra un comercio. En estos últimos 6 años, se abren y cierran, incluso en los mismos sitios, muchos de ellos. Creo que San Juan necesita gente joven con ideas diferentes. Quizás, este entorno sea para un ocio tranquilo con terrazas, exposiciones de arte, etc., y se debe poner, de nuevo, el comercio en auge. No creo que sea fácil, pero en Los Llanos lo será más que en San Juan. Creo que a Telde le toca apechugar con lo que tiene y que deben ser las nuevas generaciones las que busque qué hacer.

¿Se le ocurre algo al respecto?

Por ejemplo, los edificios históricos en San Juan. Se trata de entornos precioso para pensar, donde encontrar tranquilidad. Quizás, lo que propondría es que se dé un uso moderado en los que estén vacíos, en lugar de dejar que se deterioren. Cuestiones administrativa suaves, algún museo etnográfico o centro de investigación para la universidad, pero sin darle un uso agresivo. Lugares a los que se pueda ir de visita y sirvan para atraer al turismo.

¿Orgulloso de ser pregonero?

Es un desafío y un compromiso, pero con ganas. Intentaré no cansar a la gente, porque me encanta hablar y la historia, así que pondré muchas fotos antiguas inéditas.

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