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La 'Reina' triunfa en San Juan

Una vaca de Juan Francisco Acosta es la protagonista de la muestra de ganado en Telde - El calor y la sencillez marcan la procesión del santo

"Se me soltó el presa canario e hice esta locura", bromea el ganadero, "en tiempo libre", Juan Francisco Acosta para referirse a la apariencia diferente del animal protagonista de la muestra de ganado celebrada ayer en la barrio de San Juan en Telde. Reina es una vaca de dos años que nada tuvo que ver con el resto de res presenten en la jornada. Su color marrón manchado con rayas negras la hicieron destacar entre las demás, lo que ocasionó que muchos pequeños se preguntaran si era "una vaca o un tigre". Si bien podría recordar al cuento del patito feo, lo cierto es que su diferencia la convirtió ayer en la soberana del día del santo.

Mientras movía su cola, para espantar a las moscas, entre sus tres hermanas, la vaca no era consciente del revuelo que armaba cada vez que alguien la distinguía. Aunque para los ganaderos sea algo habitual ver una verduga, "como se llaman las novillas rayadas", aclara Acosta, el público no está tan acostumbrado. Además, era la única que mostraba el rasgo identificativo de manera tan intensa.

"Cuando nació era marrón y blanquita, pero se empezó a manchar a los tres meses", explica su dueño natural de Agüimes y frigorista de profesión. Así, cuenta que "de 20 hijas que tuvo su padre, también rayado, sólo ella nació así", lo que considera una "gran suerte".

Sin duda, para él es un triunfo, pero no sabe si el animal piensa lo mismo con tanta gente siempre a su alrededor. "La pobre tiene que aguantar", afirma, pero asegura que a todo el mundo le gusta ser protagonista de vez en cuando. "Es una vaca peculiar y especial, siempre nos paran en las ferias y me preguntan si es una cebra", comenta con orgullo Acosta.

El invitado a la muestra de ganado del municipio, es un enamorado de los animales desde pequeño. Criarlos es para él un hobby que califica de "sacrificado", pero nada que con "constancia y gusto" no salga. Heredó las fieras de su abuelo y no dudó en continuar con su legado. "Me gusta, y quise seguir con esta locura, con la tradición", añade.

A su alrededor, un ambiente animado y marcado, sobre todo, por el calor intenso y la presencia de niños, dio vida a la mañana de exposición animal en la que participaron 17 ganaderos de otros puntos de la Isla invitados por el Ayuntamiento de Telde. De esta manera, unas 100 cabezas de ganado crearon una pequeña granja en la ciudad. El Consistorio les agradeció con una ayuda al transporte.

Aunque la muestra haya sustituido la feria, por motivos económicos, la localidad no ha querido perder la tradición de vacas, cabras u ovejas en sus calles, aunque sea una vez al año. Sin duda, una iniciativa valorada de forma especial por los menores que, entre caricias y preguntas, pudieron vivir una jornada diferente por el barrio. Eso sí, sin soltar el helado, herramienta esencial para combatir las altas temperaturas que saludan de cerca al verano ya presente.

Asimismo, Antoñito Sosa, ganadero conocido en el municipio y participante en el jolgorio, asegura que se trata de una fiesta "sobre todo para los niños" y critica que "se pague un pastón a un cantante que actúa un momento y no haya dinero para esta tradición que, encima, es todo el día".

Mientras, la mayoría de sus compañeros de pasión reposan a la sombra cerca de sus animales. "No hay quién se ponga al sol", determinan entre sudores y protegidos con algún que otro sombrero. Así, casi sin darse cuenta, ya estaban saliendo del aparcamiento de tierra La Placetilla, donde se montó el tenderete, para recorrer las calles hasta pasar por delante de la imagen de San Juan.

Tanto Reina, como sus hermanas y compañeros de aventura, obedecieron a sus dueños y ayudantes que guiaron el ganado cuesta arriba. Un desfile que transcurrió de la mejor manera posible ante la mirada fija de los vecinos y foráneos que no quisieron perderse el acontecimiento anual.

Procesión

Con gozo por el aire fresco y sombra constante en la mayor parte de la plaza de San Juan, algunos fieles esperaban fuera de la basílica la salida de la imagen del santo. Dentro, el templo se mostró con cada uno de sus bancos ocupados de punta a punta, aunque no se divisó un gran abarrotamiento. De ese modo, se trató de una celebración sencilla en la que el amor sincero por el protagonista fue más importante que las ropas de galas típicas en los festejos de este tipo en los pueblos. Así, varios devotos salieron de la eucaristía con lágrimas de emoción recorriendo sus rostros.

La misma que acompañó la procesión desde su salida de la iglesia a lo largo de las vías teldenses. Comunidad religiosa, autoridades y asistentes, siguieron al apóstol al ritmo de la banda que puso música durante el camino.

Alrededor, los puestos de artesanía amenizaron la mañana de un día especial. Familias enteras disfrutaron del buen ambiente teldense, después de una noche de magia entre hogueras, baños con la luna y deseos en cada rincón.

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