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Un rockero pintor de la Biblia

Arturo Pérez, cantante de los Beat, expone en Ejido 17 cuadros sobre el Antiguo Testamento

Arturo Pérez muestra su pasión por la Biblia cuando explica sus cuadros, pero no desde la religiosidad, sino desde "los bellos relatos que se cuentan en ella, muchos de ellos preciosos y que desde niño siempre me gustaron". Tal es así, que en su estancia en el internado de San Antonio, leía con deleite el libro "más querido, más odiado, más impreso y más traducido de todos", pero siempre tuvo una espina clavada. "A mi Jehová, el Dios de la Biblia, me parecía una mala persona por lo que hacía sufrir a los israelitas, bien con el diluvio universal para eliminar a la Humanidad, su creación, bien obligando a sacrificios como el que sometió a Abraham cuando le dijo que tenía que matar a su hijo. Se lo decía a las monjas indignado y ellas me respondían: 'sigue leyendo hasta el final".

Su entusiasmo por el Antiguo Testamento es pareja a la que tiene por la pintura. De niño algunos profesores ya le vieron maneras y fue alumno, entre otros, de Felo Monzón en la Academia de Dibujo, donde su habilidad para plasmar las manos -una de las recreaciones más complicadas en el arte de los pinceles- llamó la atención de su profesores y compañeros. Sin embargo, pese a esa facilidad para pintar figuras, que es evidente en la muestra de la iglesia de Ejido, reconoce que ésta es su primera exposición "y también la última porque para mí es un dolor, pintar me duele y he tardado 15 años en hacer estos 17 cuadros".

Lleva tres años en Ejido, él que se confiesa un viajero empedernido que ha estado por Europa e Israel y que ahora reside en este tranquilo barrio de Telde. De profesión decorador y miembro del Instituto Canario de Formación, Pérez Suárez alega que "siempre he pintado por encargo, desde paisajes a retratos, además de realizar murales para fiestas o para decorar salones, pero meterme en una exposición no es lo mío". Explica la razón de ésta y el porqué destinará lo que recaude por la subasta o venta de sus cuadros. Son historias tristes, pero con gran fuerza: "Mi mujer me animaba a pintar porque cuando íbamos a museos como los del Prado o el Louvre observábamos cómo pintaban los que tenían permiso para hacerlo en su interior, y la verdad es que ella me decía que no tenía nada que envidiarles. Pero yo me resistía a hacer cuadros para exponer, ella cayó gravemente enferma y en su lecho de muerte me hizo prometer dos cosas, una que haría los cuadros de las historias de la Biblia de las que habíamos hablado y la segunda, que entregaría el dinero que consiguiera de su venta a una oenegé".

Tres lustros después las dos promesas las ha cumplido, expone sus obras en la parroquia de su barrio y el destino de lo recaudado irá a la Fundación Alejandro Da Silva, que ya ha elegido su cuadro de Elías en un carro de fuego para subastarlo.

La elección de esta oenegé, argumenta, es en recuerdo al hermano de un amigo suyo, un niño que padecía leucemia y al que le apenó su muerte.

Al conocer los fines de esta fundación, se puso en contacto con su directora y le ofreció sus cuadros para su subasta o venta.

Después de esta primera y última muestra de su arte, Arturo Pérez se plantea llevarla a otros recintos y La Fraternidad y la ermita de San Pedro Mártir están en su agenda, pero quiere ir más allá, hacer una exposición itinerante para enseñar las hermosas historias de la Biblia.

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