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Más que freír huevos y papas

La Casa de la Juventud organiza en julio un taller de cocina en el que una quincena de alumnos aprenden platos básicos para defenderse en los fogones y comer sano y barato

Yaiza Ojeda, segunda por la derecha, con varios de los alumnos del taller de cocina, en la Casa de la Juventud. YAIZA SOCORRO

Yaiza Ojeda lleva 17 años como monitoras de cursos de cocina en el Ayuntamiento de Telde y en esta nueva edición vuelve a vérselas con alumnos con ganas de aprender a preparar platos que no sea el recurrente plato de papas y huevos fritos. La apuesta por la comida sana, barata, con productos de la tierra y sencilla es lo que prima en esta iniciativa que durante los miércoles y jueves de julio se celebra en la Casa de la Juventud de Telde.

Los aprendices son de varias edades, en este caso entre los más jóvenes tienen 17 años y no se trata solo de chicas que desean saber algo de cocina para luego independizarse, como es el caso de algunas de ellas, sino también muchachos que están interesados no solo en preparar platos, sino incluso enfocar su vida hacia esta profesión.

En el grupo canta un poco Alexis Cáceres, un excocinero profesional que ha trabajado en pizzerías y que por su manejo de los cubiertos se le nota que algo sabe de esto. "Me apunté porque siempre es bueno conocer algo nuevo en el mundo de la cocina. Es la primera vez que me apunto y me está pareciendo una buena experiencia".

En el taller los alumnos deben preparar dos platos y postre y en cada sesión son tres los elegidos para elaborarlos mediante sorteo. Eso sí, con la ayuda y asesoramiento de la monitora y de las manos que les echan los compañeros de taller, en un clima de camaradería y colaboración, otra de las metas del taller, el trabajo en grupo.

El día en el que se ha hecho este reportaje, el pasado miércoles, el menú era el siguiente: ensalada de pimientos de entrante, pollo en salsa de plato principal y queque de gofio, de postre. Dicho y hecho, en torno a la mesa, Ojeda empieza a distribuir el trabajo: tú pica los ajos, tú bate la yema de los huevos, tú corta la cebolla y así un ristra de indicaciones para que todos se pongan en marcha y se genere, sin estrés pero tampoco sin ir de paseo, el movimiento de los aprendices de cocinero.

Todos no quieren aparecer en la foto, hacen declaraciones, pero "no me saques fotografía", dice por ejemplo Ana María Perdomo, de 20 años y vecina de Melenara. Admite que le gusta cocinar y que ha estudiado en la Escuela de Hostelería porque quiere dedicarse en el futuro a esta profesión. Es su primer taller, puede que no el último.

Verónica López, de 18 años y residente en El Calero reconoce con desparpajo que "no tengo ni idea de cocinar y quiero aprender. Me gusta mucho lo que estamos haciendo y me parece bien el trabajo en equipo".

Kiomara Casimiro, de 19 años, vecina de San José de Las Longueras llega al taller que imparte Yaiza Ojeda con un claro reto: "Me gustaría aprender a cocinar para cuando me independice y no tener que depender de nadie".

Salvo Alexis, ningún chico quiso dar su opinión abiertamente, pero sí se les notaban las ganas de aprender a moverse en la mesa y en los fogones. Yaiza explicaba a uno de ellos la mejor forma de pelar ajos, ya que lo hacía en ese momento con grave riesgo a cortarse. La monitora lo animaba: "Esto es una cuestión de práctica, una vez que se sabe los ajos casi se pelan solos", asegura al chico.

Verónica y Alexis tenían su particular batalla con la extracción de las yemas de los huevos, pero se fueron desenvolviendo mejor a medida que pillaban el tranquillo, siempre con la mirada atenta de la monitora. Los demás partían cebollas, los pimientos y los otros ingredientes que se iban a utilizar para realizar la ensalada, mientras el pollo permanecía sobre la mesa a la espera de las experimentadas manos de Ojeda.

Lavarse las manos, traer el gorro para evitar la caída de cabello en los platos y otras normas de limpieza también las inculca la monitora al grupo que conforma este taller, que finalizará a finales de este mes y que está incluido en el amplio programa de actividades elaborado por diversas concejalías del Ayuntamiento de Telde en la recuperada campaña de verano Súbete a la ola de la vida, santo y seña durante años del ocio en la estación estival.

Al término del taller de cocina, todos esperan haber aprendido algo nuevo y manejarse con más soltura entre los fogones.

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