La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Contra el calor, nada como el agüita fresca

El día grande de las fiestas en honor de Nuestra Señora de Las Nieves recupera el espíritu familiar

El día en el que el recoleto pago de Lomo Magullo se convierte en la capital grancanaria de la fiesta arranca tranquilo: la verbena de la noche anterior terminó cerca de las cinco de la madrugada y antes de las 10.00 horas resulta difícil ver a alguien en la plaza del pueblo. Ya hace calor y algunos titanes con la mirada vencida por el cansancio se disponen a abrir la primera cerveza del domingo -quién sabe si en realidad es la última del sábado- poco antes de que la Banda de Agaete aterrice en el pueblo para despertar con su diana floreada a los vecinos que aún dan vueltas en la cama: toca levantarse y prepararse para la cuadragésima octava edición de la Traída del Agua, el evento que congrega cada año a miles de personas en estas empinadas calles para refrescar las altas temperaturas a base de baldazos con agua de las acequias.

A esa hora, Pepe Peñate observa los preparativos del día sentado en un banco y comenta con quien quiere escucharle cuál fue el origen de la fiesta, cómo ésta creció hasta casi morir de éxito y de qué manera ha conseguido reinventarse hasta establecerse como una de las citas más señaladas del calendario veraniego de la Isla. "Empezó mi hermano Juan con un grupo de niños que trajeron cubos de agua para refrescar las paredes de la parroquia y al principio los músicos eran del propio barrio. Tuvimos un boom muy malo, aunque la hemos recuperado para los de aquí, pero hay muchas cosas que aún se pueden mejorar", explica. No tiene tiempo para extenderse más: aún tiene que pasar por su casa para cambiar la ropa de diario por la de la fiesta y queda poco tiempo para que empiece lo bueno.

Todos se mojan

Llega el mediodía y con él, dos voladores se alzan hacia el cielo desde la plaza. Ya no se espera por nadie: la Banda de Agaete interpreta los primeros acordes de sus tonadas más populares con una fuerza que se puede escuchar en varios kilómetros a la redonda y comienza el recorrido que en un rato la traerá de vuelta hasta las inmediaciones de la iglesia de Nuestra Señora de Las Nieves en compañía de miles de personas -unas 2.000, sobre todo locales pero también algunos turistas peninsulares que han oído hablar de esta jarana acuosa y no se la querían perder-.

Es entonces cuando empiezan a correr por las acequias los más de 100.000 litros de agua que según Chano el Ranchero están destinadas a la fiesta. "Tenemos cuatro horas reservadas", indica, porque como se sabe en el campo grancanario, el agua es un bien que no necesita alquimias para convertirse en oro líquido y por eso se mide en función del tiempo de uso antes que por la cantidad recogida.

Ya no hay quien pare el jolgorio. Los chorrazos de agua van y vienen; le pueden alcanzar a a uno desde cualquier dirección y tomando cualquier trayectoria. Desde arriba o desde abajo, por la izquierda o por la derecha... Baldes hay de todos los colores, formas y tamaños: pequeños y con dibujos de la playa, azules como los que tantas veces hemos usado en casa para escurrir la fregona y hasta de la película Frozen, como presumía Ayoze, uno de los participantes. Eso sí, muchos han recuperado la tradición de las tallas de barro, elaboradas a mano en el propio pago por Ana Dolores Besa y decoradas cada año con motivos típicos diferentes. Los menos agarran lo primero que encuentran a mano: una lata, una pistola de agua, una sulfatadora... cualquier recipiente es bueno para acumular más agua con la que empapar a los vecinos.

Quien está en su salsa con la talla en la mano -no podía ser de otro modo, porque lo suyo es la reivindicación de las tradiciones- es el párroco de Lomo Magullo, el ínclito Fernando Báez, que deja por un día sus vídeos virales y sus críticas en internet a diestro y siniestro para mojarse, esta vez literalmente, como uno más del pueblo. Desde su mirada todo está saliendo estupendamente y cuando se le pregunta cómo encuentra la Traída del Agua se apresura a responder que está "mejor que nunca, hay muchísima gente a pesar del calor".

Mientras algunos sacan bebidas de las mochilas-nevera que se han convertido en el complemento de moda este año, continúa el recorrido de la ya completamente empapada Banda de Agaete, haciendo agachaditas en puntos señalados, como al llegar a la casa del recordado periodista Adolfo Santana. Pocos quedan ya sin una gota de agua encima y los que aún se mantienen así se convierten en presas fáciles: "¡Gente seca, gente seca!", se gritan entre ellos los aguadores como si estuvieran cazando pokemons.

A las 13.45 la comitiva llega de vuelta a la plaza para bailar en la verbena que durará toda la tarde, pero justo antes de entrar en ella un cartel llama la atención de los que aun tras tanto exceso líquido todavía tienen ganas de continuar con el baldeo indiscriminado: "Garrafa de 8 litros, 2 euros". Puede que la fiesta haya vuelto a sus esencias, pero el marketing también ha logrado infiltrarse en ella.

Compartir el artículo

stats