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Las matracas fantasma de Telde

Miguel Ricarte hace un estudio mundial sobre el instrumento y participa en la restauración de la utilizada, en la antigüedad, en la basílica de San Juan

Escuchar hoy el sonido "seco y desapacible" de una matraca durante la Semana Santa, tal y como ocurría en la antigüedad, en Telde o en cualquier otro municipio de la Isla, daría a pensar que algún fantasma está jugando una mala pasada a sus vecinos. Esto es así porque hace 51 años, con el Concilio Vaticano Segundo, que su uso cesó, lo que ha hecho que las campanas sean las únicas protagonistas en la Fiesta. El instrumento en la ciudad teldense quedó, como en la mayoría de localidades, desfasado, en desuso y en malas condiciones. Gracias al estudio de Miguel Ricarte, la basílica de San Juan ha restaurado la suya y se conoce el paradero, también, de la de San Gregorio. Tradición que se espera recuperar lejos de que se trate de un simple eco histórico.

Cuenta el amante de lo autóctono canario que su curiosidad lo llevó a comenzar a investigar, en el año 1996, sobre la situación de estas herramientas usadas en las iglesias. Al principio de su estudio aterrizó en Telde y fue en San Juan donde subió a "la torre destechada de la basílica" para ver su matraca. "Estaba muy mal, con excrementos de palomas y deteriorada", fija.

La posibilidad de que acabara en la basura hizo que Ricarte y el presidente de la Asociación del Cristo de Telde, Carmelo Almeida, propusieran su restauración al párroco de entonces Francisco González, "porque es historia", asegura.

Meses más tarde se puso en manos de Félix Rodríguez, quién la devolvió a su estado original y consiguió eliminar todo signo de descuido y ruina. "Ese mismo año, en Semana Santa se hizo sonar después de años", comenta Ricarte. Actualmente, esta, considerada como la mayor, "puesto que había una réplica pequeña que no estaba en la torre sino que se usaba dentro de la iglesia", se encuentra expuesta en el patio de la casa parroquial de San Juan, según Almeida.

Por su parte, San Gregorio también guarda la historia de la matraca de su parroquia. Explica Antonio González, cronista de Telde, que tras una limpieza general en la iglesia, alrededor de los años 70, "tanto el instrumento como una imagen de San Expedito se tiraron e intentaron prenderles fuego". Ante el acontecimiento, Justiciano Rodríguez, entonces sacristán del templo, "salvó los dos artículos y los restauró", añade. Hoy, la matraca la tiene la Iglesia de San Gregorio y se encuentra "en buen estado".

Ricarte apoya la última información y asegura que, cuando involucró a Telde en sus estudios, pudo fotografiarla y tenerla entre sus manos. El encuentro se realizó en la Casa Museo del municipio, donde pudo anotar los datos suficientes y la historia necesaria para documentarse sobre el artilugio histórico en la localidad.

Uso de las matracas

Aunque en los tiempos presentes en pocos lugares, "como Agüimes, que nunca se perdió", según Ricarte, el artilugio se sigue usando, el recuerdo de su sonido vive presente en la memoria de muchos fieles. Así, llegaba a sus oídos el ruido que regalaba como "muestra de luto por la muerte de Cristo", explica Almedia, a la vez que puntualiza que "sustituía a las campanas que son señal de júbilo".

De esta forma, una vez cantado el Gloria del Jueves Santo, estas se sustituían, "hasta las doce de la noche del sábado, que había un gran repique de campanas dentro y fuera de la iglesia en señal de alegría, y la matraca no sonaba más hasta el año siguiente", añade. Pero, tras Pablo Sexto, su sonido comparable con petardos estallando sin piedad, desapareció en casi todo el mundo.

Por ello, Ricarte ha enfocado su investigación a nivel mundial. "Empecé en el 96 y aún no he acabado", señala, a la vez que recuerda que "el año pasado hice La Palma entera". Sin duda, un esfuerzo por no perder "una tradición bonita a la que no se le da importancia". Además, ha reproducido, con sus propias manos, unas 30 matracas diferentes.

El experto asegura que en muchos lugares "está volviendo", y no descarta su recuperación. "Se puede y se quiere", refuerza González. Ambos con ilusión por que resuenen, de nuevo y con fuerza, por las calles teldenses. Teniendo, "como en antaño", 364 días de música al año, "porque en el día que muere el Señor sólo está presente el ruido de la matraca".

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