Carreras de caballos, de coches antiguos, verbenas y otras muchas actividades, sin olvidar la procesión de los patronos del barrio, San Ramón Nonato y la Virgen de la Merced, todas evocan con nostalgia y algo de pesar cómo eran las fiestas de El Caracol y cómo han ido decayendo en los últimos años. Y eso, como señalan, pese a que la actual comisión organizadora realice un gran esfuerzo para mantenerlas a flote, pero choca con la poca participación vecinal. Todas tienen una esperanza común: tener una iglesia donde orar y llevar las imágenes religiosas que guardan en sus domicilios. Y ruegan que puedan verla en vida.

María Luisa Ortiz, Carmen Sánchez, Amada Quintana y Ascensión Hernández se sentarán en el escenario de la plaza para contar sus vivencias en este barrio donde dos de ellas son "nacidas y criadas" y las otras dos llevan casi medio siglo como residentes. No obstante, será Francisco Javier Santana Rivero el que ejerza de pregonero auxiliar, ya que será quien lea el pregón confeccionado con las conversaciones mantenidas con ellas y que hará más ágil el acto. Vivencias de El Caracol es el título elegido par rememorar aquel barrio donde nada había, ni agua ni luz y sin calles por donde transitar, cubiertas de tierra y que más producía imágenes curiosas que aún permanecen en su memoria. Ahora reivindican más equipamientos sociales.

Recuerdan, por ejemplo, "cómo en la procesión por el barranco de El Caracol Bajo-Las Bachilleras había que usar un sacho para despejar el camino y las imágenes pudieran pasar si problemas", recuerda Ascensión, quien cuenta que cuando estaba embarazada de una hija nació después de pasar San Ramón Nonato al lado de su casa.

María Luisa también conserva en su domicilio imágenes religiosas, a la espera de contar con una iglesia en el barrio. "No pedimos una gran iglesia, nos vale con una ermita pequeña donde orar y poner nuestros santos y vírgenes, pero desde el Obispado nos han dicho que debemos tener el terreno para construirla y si es así, el vicario nos aseguró a un grupo de vecinos que nos apoyaría".

El problema es que en el anterior Plan General de Ordenación se fijaba una parcela, en la cuesta para subir a la parte alta de El Caracol, para construir el edificio, "pero ahora no está, la han borrado del plan", lamenta Amada, una de las vecinas que fueron al Obispado. Ahora batallan en la búsqueda de otro suelo, una parte de titularidad pública y otra privada para lograr su sueño, pero es un camino arduo, ya que tendrán que conseguir un cambio en el planeamiento, aún sin aprobación definitiva.

Pero no abandonan y con los ánimos que les da Fernando Báez, el padre Báez, que piensa en un diseño en forma de caracol para la iglesia, esperan ganar la partida.

"Hay dos millones de pesetas reservadas para empezar los trabajos de la iglesia o para la compra de los terrenos si fuera necesario", apunta Carmen, quien recuerda que la Virgen de la Merced cumple en el año 2020 medio siglo en El Caracol. Por ello, han solicitado al vicario de la Diócesis una ceremonia de coronación, "pero nos ha dicho que no se puede realizar porque primero hay que hacer diversos trámites y sería complejo", señalan, aunque hay una alternativa.

Ésta consistiría en colocar la corona en la imagen de la Virgen, corona que ya está comprada y pendiente de realizar la ceremonia. De momento, el padre Báez oficia las misas que le piden los feligreses de El Caracol en el local social, donde se encuentran las imágenes de los dos patronos del barrio y otra de la Virgen del Carmen. Es su iglesia por ahora, un sucedáneo de su gran esperanza, a la que se aferran.

De momento, eso es un futurible. Hoy las cuatro animarán a los vecinos a que se impliquen más en las fiestas, que participen en ellas porque forman parte de su vida.