¿Cómo empezó?
Desde niño soñaba con ser cantautor y hace 15 años comencé en esta profesión con Víctor Leme. Empezamos a hacer nuestras propias canciones y a caminar juntos. Años después, cada uno tomó su camino y así hemos ido haciendo carrera en esta profesión.
¿Es una vocación familiar?
De familia no ha sido. Siempre he tenido inquietudes musicales, escuchaba mucha música cuando era niño y me sentía muy identificado cuando veía cantautores como Pedro Guerra o Ismael Serrano. La propuesta musical de airar la voz es lo que me llenaba, me vi reflejado.
¿Recuerda qué fue lo primero que compuso?
Hice una canción a la luna. Fue como una evocación a los soñadores, porque creo que para entender un camino artístico así tienes que crear algo atrevido y ese punto soñador, y yo lo tenía muy agudizado.
¿Todavía lo tiene?
Por supuesto, lo que pasa es que han pasado 15 años y estoy en otra etapa. Te conviertes en una persona más madura, más realista y ves las cosas desde otras perspectivas. Aún así, sigues sintiendo esa jiribilla antes de subirte a un escenario. Aunque es cierto que en este mundo empecé con una inocencia, una osadía y un atrevimiento tremendo.
Cambia la forma de ver la vida, ¿también de componer?
Sí. Este es un oficio que requiere mucho trabajo, tiempo y, a medida que uno avanza, hay tres campos que son fundamentales. Por un lado, formarse para saber cada vez más y ser muy observador de la realidad; después está una parte más emocional en la que conectas con la gente que te escucha, tanto con emociones positivas como negativas; y, por último, la parte espiritual, porque creo que la música tiene un componente enorme de este tipo y que todos somos música.
¿Qué tiene de diferente la canción de autor?
La manera en la que yo conseguí conectar más con mi guitarra y con la gente fue en los espacios cercanos. La canción de autor te da la posibilidad de tener esa extrema cercanía con el público, y es lo que diferencia este género de otros grupos o bandas, la conexión cercana que existe y los ambientes de intimidad y complicidad que se generan.
Muchos definen estos conciertos como magia.
Sí, pero esta magia no es sólo del artista, sino que es un ritual en el que influyen muchos factores. Importa mucho el lugar donde se dé el concierto, que se generen esas condiciones de silencio y de ambiente para que sea así y un público que te lleva a eso. Al final se crea una sinergia súper bonita. A veces rehuyo de invitaciones para tocar en sitios que sé que no se prestan a ello.
¿Prefiere alguna temática para componer o se deja llevar?
Soy bastante ecléctico, la verdad. Estos días he estado repasando todo mi repertorio de estos años y me he dado cuenta de que existen esos componentes de cantarle al amor, pero también de tener una perspectiva social y el componente espiritual que tiene para mí la música.
¿Podría elegir entre alguna de sus creaciones?
Quedarme con una de mis canciones es como preguntarle a una madre si tiene hijo preferido.
¿Otro cantautor?
Hay muchos que me gustan. Soy un estudioso de este oficio y hay muchísimos maestros de diferentes épocas y etapas y cantautores de los que he cogido cosas o incluso a los que escucho en mi día a día.
¿Qué le inspira a la hora de escribir sus letras?
Todo. Soy un observador y me gusta darme cuenta de los cambios, ser una persona despierta y llevar todo lo que sucede a las canciones. No me gusta que se caiga en el tópico de que el cantautor es un cortavenas que habla siempre de desgracias amorosas. Para mí y más compañeros no es sólo cantar al amor o al desamor, sino que hay mucho más, otras inquietudes.
¿Elige el momento en el que se sienta a componer o ese momento le elige?
Me gusta mucho componer por las noches, porque se genera ese silencio y esa calma que a veces se requiere para estar concentrado y fluir con la creación, pero también hay momentos, como por la mañana cuando me despierto, en los que tengo esa lucidez y me pongo a escribir a primera hora del día.
¿Es duro ser cantautor?
La vida del cantautor es como la de todos, con momentos buenos y malos, y la de los artistas es como una montaña rusa en ese sentido. En mi vida siempre he abrazado los momentos buenos en los que he disfrutado en un escenario y no he dejado de caminar cuando hemos vivido años difíciles. Se trata de seguir y superarse ante las adversidades y ser valiente para continuar.
No acepta cualquier espacio para dar un concierto, ¿Telde?
Sólo el nombre del proyecto, Patios Encantados, muestra que están intentando un espacio en el que la canción de autor influya y donde se genere esa magia. Frente a ese tipo de propuestas yo siempre estoy encantado de participar. Lo que tenga contenido cultural y llame a las conciencias a comunicarnos y expresarnos lo veo con buenos ojos.
¿Tiene pensado transmitir algo determinado?
Sí, tengo un estilo muy variado y he preparado una mezcla de los diferentes trabajos que he hecho hasta ahora y alguna sorpresa.
¿Puede revelar algo?
Quiero cantar a los poetas canarios, porque siempre he tenido sensibilidad con los de la tierra y porque hoy se hará un homenaje en Telde a Luis Natera Mayor, fallecido hace unos años. Coincide la fecha y quiero dedicarle unas palabras.
¿Su definición de música?
Creo que todos somos música y yo tengo el privilegio de poder disfrutarla y vivirla de esta manera.
¿Agradecido por poder dedicarse a su pasión?
Te puedo asegurar que con los años sientes más gratitud por eso, el tener el privilegio de disfrutar de mi disfrute y hacer gozar a la gente.
¿Qué diría para animar a los lectores a ir a su concierto hoy?
Que vayan sin prejuicios y se dejen llevar, olvidando sus problemas en casa mientras disfrutan de esas dos horas de concierto.
