El luchador de artes marciales Ricardo Santana Domínguez, sentenciado el pasado mes de mayo a 3 años y cinco meses de prisión y a una multa de 74.000 euros por dejar durante dos meses en coma de un puñetazo a un policía que intervino mientras discutía con su novia en Gran Canaria, se encuentra en libertad con cargos tras haber sido detenido en Telde acusado de malos tratos por la misma mujer, María Cristina O. P. Los actos violentos que se achacan ahora a Santana habrían sido cometidos durante los tres años que duró su relación, según informa la agencia Efe. En el último de ellos presuntamente agarró a su pareja por el cabello y la tiró al suelo, a la vez que le golpeaba reiteradamente con un casco de motocicleta en la cabeza.

Santana, de 31 años, fue detenido por presuntos malos tratos en el ámbito familiar y amenazas, según informó ayer la Jefatura Superior de Policía de Canarias a través de un comunicado. En mayo de este año, la Audiencia Provincial de Las Palmas ya le había procesado por un delito de atentado a agente de la autoridad, otro de lesiones y un tercero contra la seguridad vial. La causa de esta condena fueron los golpes que en diciembre de 2014 propinó a un agente policial que, junto a un compañero, le recriminó que maltratara a su novia tras observar su actitud violenta en la calle Bernardo de la Torre de Las Palmas de Gran Canaria.

Durante el proceso judicial, su novia fue citada en calidad de testigo. Entonces ofreció un testimonio exculpatorio, negando haber sido maltratada y asegurando ante el tribunal que en el momento en el que la policía intervino sólo mantenía una discusión normal de pareja con el acusado. "Es falso que me diera tres bofetones y me arrinconara contra la pared", declaró entonces. Sin embargo, una testigo de los hechos, vecina de la calle donde ocurrieron, desmontó durante otra comparecencia esta versión, afirmando que los hechos sí sucedieron de esa manera y declarando además que Santana propinó al agente de policía "un piñazo en toda la cabeza".

El policía al que pegó Santana precisó tratamiento quirúrgico, ingreso hospitalario durante 84 días y rehabilitación, tardando en recuperarse un total de 199 días. Aun así, en la sentencia no se consideró probado que su acción fuera constitutiva de un delito de homicidio en grado de tentativa, como sostenía la acusación y defendieron las peritos forenses, que durante su declaración afirmaron que la intensidad del golpe no dejaba lugar a dudas sobre la voluntariedad de la agresión.

A diferencia de lo ocurrido en el transcurso del juicio, la novia de Santana ha explicado ahora los motivos por los que nunca se atrevió a reconocer o denunciar las agresiones -desde tirones de pelo hasta patadas en la barriga y los genitales mientras se encontraba embarazada, según la policía- de las que ha asegurado haber sido víctima.

Ese silencio provocado por el temor también impidió que acudiera durante todo este tiempo a algún centro sanitario para ser curada de las heridas que le habían sido producidas. La policía destaca en su comunicado que en el momento de la denuncia informó a los agentes que la tramitaron de que su pareja era especialista en artes marciales y que "casi había matado a un funcionario de la Policía Nacional al que dejó en coma".