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Entrevista

Julio González: "El libro lo empecé con ocho años y con 64 llega el momento de hacerlo público"

El escritor es un enamorado de Gran Canaria por lo que se ha interesado por conocer la isla

Julio González Padrón. LP / DLP

¿Qué enseña su último libro?

Es un libro que lleva ese título porque se trata de una obra que cuenta lo que está detrás de la historia de nuestras ciudades, pueblos, monumentos y playas, huyendo de la que todo el mundo conoce, y esa que tanto le gustaba a Napoleón. Este personaje histórico reunía a los ilustrados en sus viajes y les preguntaba sobre sus países, y cuando estos comenzaban a contarle sobre la renta u otros datos formales, los paraba y les decía que quería saber quién ponía cuernos al obispo y toda la novelería. Con este libro pretendo contar todo aquello que los canarios no conocemos.

¿Podría citar algún ejemplo?

Todo el mundo sabe que en Tejeda existe el Pozo de Las Nieves, pero lo que no conoce la gente son las caratadas de los obispos de entonces, que almacenaban ahí la nieve y después de seis horas la bajaban para tomarse una limonada fresquita en Vegueta. O el nombre de la plaza de Las Ranas, que en realidad es la plaza de Hurtado Mendoza, y la estatua de la señora tan guapa que lo señala es Loreto, una prostituta del siglo XIX, muy conocida también por él.

Cosas que cualquier historiados no se atrevería a contar.

Exacto. Trata sobre lo que los historiadores ortodoxos no dirían porque es políticamente incorrecto o porque hay cosas que consideran que no se pueden contar al cien por cien, pero como mi guía es informal y desenfadada lo cuento.

¿Puede traer consecuencias?

Es un libro desenfadado, como he dicho, pero lo que si puede traer es pleito insular porque dice la verdad. Hay un capítulo dedicado a Las Palmas de Gran Canaria en el que se afirma que esta es la capital nacional del Archipiélago, aunque comparte oficialidad con su hermana Tenerife. Explico que las capitales pueden ser naturales u oficiales, y que el marcador que lo define siempre ha dado a conocer que los puntos de Gran Canaria son superiores a los de Tenerife, llegando en una ocasión a estar 13 por encima. También mortificará mucho a los tinerfeños que exprese que el gran de nuestro nombre no es un invento nuestro, sino que la reina Isabel La Católica la llamó así por ser cápita, algo que está recogido en el Archivo General de Indias.

¿Cómo ha llegado a toda esta información?

Es una curiosidad que tengo desde pequeño, desde que en las tertulias familiares de casa oía a mis padres, tíos y abuelos contar cosas. Siempre decían que la historia daba a conocer mucho, pero que no lo contaban todo, aspectos que luego ellos relataban. Desde niño he estado preocupado por esto y he hecho una investigación de campo, sobre todo con personas mayores.

¿En cuánto tiempo?

Este libro lo empecé con 8 años, porque de toda la vida he tenido esta inquietud y ahora, con 64, he recopilado tanto que creo que es el momento de hacerlo público.

¿Cree que se desconoce más de lo que se conoce?

Sí, y esto no se acaba aquí, quiero sacar una segunda edición más grande. La historia aburre, pero si la contamos de forma amena, desenfadada y explicamos cosas que nadie nunca leyó, es más fácil.

¿Sólo sobre Gran Canaria?

Es de Gran Canaria, pero para romper la idea de que quiero pleito insular hice dos capítulos sobre El Hierro. En la segunda edición incluiré otras islas y ampliaré la información, porque esta primera es como una prueba de laboratorio.

¿Curiosidades sobre Telde?

Alguna como el nombre de la playa de La Garita, que antes era la playa de la madera porque allí los barcos no atracaban, sino que lanzaban la madera para la construcción y la marea la traía hasta la orilla. También el nombre de Ojos de Garza, que no tiene que ver con las garzas, sino que ojo en castellano antiguo significaba fuente de agua, y en esa zona había una fuente de un señor con apellido Garza.

¿Hace reivindicaciones?

Hablo de San Francisco, sobre los tres puntos de principal interés turístico que están cerrados a cal y canto y expreso de forma literal que el que tiene la llave no sé donde se esconde, pero nunca aparece. O sobre los guardias, que no verás ninguno que te indique, pero si dejas el coche en el lugar, cuando vuelvas a recogerlo te encontrarás una multa segura.

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