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"Pim, pam, pum y la casa sin barrer"

Álvaro Monzón se queja de las críticas entre los grupos políticos y su falta de acuerdo para resolver los problemas

Algunos de los mayores mientras esperan, ayer, el comienzo del pleno en el salón habilitado para ello en las Casas Consistoriales. SANTI BLANCO

Eran las nueve menos cuarto de la mañana de ayer y el salón de plenos de Telde ya se mostraba abarrotado. Así, los mayores del municipio ocuparon los bancos disponibles para los vecinos con ganas de asistir a la cita mensual con el gobierno local. A las nueve en punto dio comienzo la sesión, pero el público, formado por una mayoría de jubilados, siguió llegando hasta las once de la mañana con el único fin de pedir la apertura completa de su centro. Entre disputas y falta de entendimientos por los diferentes partidos políticos y asistentes, el concejal de Más Por Telde, Álvaro Monzón, no pudo evitar reivindicar su punto de vista y el de muchos en la sala: "Pim, pam, pum y la casa sin barrer".

La jornada había transcurrido con la normalidad habitual para tratarse de un pleno. Votos a favor, en contra o abstenciones según los puntos a tratar o las mociones a debatir. Más o menos aportaciones, pero dentro de lo que suele representar la costumbre en una cita de esta envergadura. Con el tema de los agentes de desarrollo local que llevan sin cobrar siete meses el ambiente se caldeó un poco más, lo que hizo que el tiempo casi se parara en esa moción número tres presentada por el Grupo Municipal Popular, para pedir cuentas sobre lo ocurrido, consecuencias y gestiones realizadas para solucionarlo.

Entre tiras y aflojas por parte de Sonsoles Martín, miembro del partido impulsor de la moción, y Gregorio Viera, concejal de Recursos Humanos, hubieron algunas intervenciones como la de Monzón, que pedía "resolver los problemas hablando y teniendo en cuenta a los trabajadores", o la de Guillermo Eugenio, de Se Puede Ganar, que recordaba una frase de su superhéroe "favorito", para determinar que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Así, tras haber un empate a 13, el voto de calidad del alcalde accidental, Alejandro Ramos, que ocupaba por primera vez su puesto como presidente, sirvió para que la moción no se aprobara.

Tras este dato comenzó el revuelo que se hizo con el protagonismo de la velada. En los asientos, los mayores empezaron a moverse, mientras alteraban el silencio propio de estas sesiones. Entre ellos, muletas, andadores y hasta carteles sujetos al cuerpo para reivindicar "la apertura al cien por cien" de su centro. Juan Antonio Peña, concejal de Unidos Por Gran Canaria, adquirió turno de palabra para presentar la moción de su partido para apoyar a los jubilados y, entonces, todo cambió.

Aplausos desenfrenados y gritos por la sala para intentar conseguir un fin por el que llevan luchando casi cinco meses. Así, Peña pedía, en representación de su grupo, la reunión de la alcaldesa Carmen Hernández con los mayores, la representante del Gobierno de Canarias de Servicios Sociales y los medios de comunicación para que les explicaran, con todo lujo de detalles, la realidad de la situación.

Con el apoyo de Se puede Ganar, una de sus miembros, Esther González, criticó la falta de alternativas para los jubilados durante las obras en la infraestructura, mientras que Monzón aludía a una ausencia de diálogo con los afectados, o Martín dejaba caer que "para unas cosas si corren para reunirse pero para otras no".

Pronto intervino Celeste López, concejala de Nueva Canarias, para defender que la alcaldesa "se encuentra ausente por baja médica", en forma de respuesta a la intervención de Peña con los mayores: "No consiguen una reunión con Carmen Hernández y aquí tampoco logran verla". En ese momento, López recibió todo tipo de abucheos desde la grada. "No nos lo creemos" o "que se calle ya" fueron algunas de las expresiones hacia la edil.

Marta Hernández, concejala de Servicios Sociales y mayor implicada en el asunto, se mostró bastante nerviosa por lo ocurrido y aseguró "haber mostrado respeto a nuestros mayores", además de afirmar la existencia de dos reuniones y dos asambleas con el Gobierno de Canarias llevadas a cabo. Justificó, también, que el cierre se ejecutó tras un informe técnico que estipulaba la falta de seguridad en el centro.

Con la última intervención de Peña, hubo un aplauso más largo de lo normal para el concejal, que aseguró que "nos vamos a encargar de esto, salga o no el acuerdo". Tras la unanimidad para aprobar la moción, los jubilados se levantaron de sus asientos y abandonaron la sala sin esperar al fin del pleno, rompiendo silencio y las normas establecidas. "Esto ya no nos interesa porque deberían acordarse más de nosotros y no sólo cuando vienen a pedir votos", añadieron antes de salir, dejando a Marta Hernández con una expresión capaz de reflejar lo mal que lo estaba pasando.

El ambiente de después dejó caras de asombro e hizo que la atención se redujera. Aún así, el orden del día siguió y, después de unas tres horas, el pleno llegó a su fin. Sin duda, una cita marcada por la "rebelión" de los mayores, porque con ellos "no se juega".

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