¿Qué muestra su exposición?
Son 30 piezas expuestas dentro del circuito insular Gran Canaria en vivo. La propuesta que tuve en esta exposición es la consecuencia de una investigación basada en la unión del resultado de grabado con técnicas tradicionales, como agua fuerte y fruta seca, o la incorporación de técnicas no tóxicas , así como la utilización de las planchas solares y fotopolímeras. Este trabajo es la unión de distintas técnicas y el resultado, también, un proceso de investigación en el que no solo está lo conseguido con el entintado de la imagen que se trabaja en plancha.
¿En qué consiste el grabado?
Consta de dos partes. Por un lado, está el trabajo en la plancha, que es el que se hace en el laboratorio y donde trabajas con los materiales, algunos mordientes o ácidos y otro tipo de técnicas. Cuando se obtiene el trabajo final, está esa otra parte, que es la que el espectador ve, resultado de entintar la plancha y pasarla por una máquina con un tórculo de dos cilindros que hace presión entre dicha plancha y el papel, quedando la imagen impresa.
¿El resultado se corresponde con lo pensado inicialmente?
Cuando trabajas con la plancha lo haces con el recuerdo de las técnicas aprendidas y tienes que pensar más allá de lo que estás viendo, porque te tienes que acostumbrar a ver el resultado final sin aún verlo. Luego está el proceso de la estampa, que es cuando interviene el color, otro mundo apasionante en el que, según la presión del tórculo o el tipo de papel, sale una cosa u otra. Yo utilizo mucho el papel japonés, que es muy fino y con características especiales, así, sobre esos papeles estampo y después los incorporo en el papel final con otras imágenes que crean una general. En la exposición hay una serie de imágenes superpuestas, resultado no sólo de la primera impresión, sino del resto de tinta que queda en la plancha y que utilizo para seguir estampando en otros soportes.
¿Qué temáticas prefiere a la hora de crear?
Cuando empecé a trabajar con planchas, para mí fue un descubrimiento bucear. Fue a partir de ahí, cuando cogía mis gafas de buceo y me iba a la playa, cuando empecé a sentirme más atraída por la temática del mar. Siempre me ha apasionado y ha estado muy presente desde los año 70 pero, inconscientemente, el fondo del mar volvió a surgir fuerte en mi vida aunque de otra manera. Si uno analiza mis estampas siempre ve como algas y otras imágenes de la flora marina. Esta es una obra muy colorista, donde intervienen imágenes superpuestas.
¿Cuándo comenzó a sentirse atraída por este arte?
A partir de finales de los años 70, más o menos. Estudié en la Escuela de Arte y Publicidad, y todo lo que tiene que ver con el arte siempre me ha gustado. Empecé en el taller que tenía el Cabildo en la Casa de Colón y, desde ahí, considero la obra gráfica como un mundo que me apasiona. No me interesa mucho su parte relacionada con reproducir las obras y hacer tiradas, sino que prefiero las posibilidades que tiene la obra gráfica. Para esta exposición y para las últimas que he hecho desde hace cinco años, son piezas únicas, porque no me interesa la tirada, salvo que sea por encargo o algo puntual. Me gusta, además, el trabajo de investigación y todo lo que hay detrás de la obra. No sólo estampo en papel, sino también seda o lienzo, entre otros soportes.
¿Qué supone para usted el grabado?
No es sólo grabado, es la manera que tengo de expresarme y la forma para poder contar una historia.
¿Es una labor complicada?
Sí, porque cuando trabajas en plancha lo haces en negativo. Se pasa a positivo cuando lo llevas al soporte, y tienes que acostumbrarte a ver mas allá de lo que estás haciendo. Hay una parte complicada, y mucha gente lo abandona porque lo que ves al principio no es lo que después queda y tiene una parte azarosa para muchos, parte que para mí se traduce en ese interés por lo nuevo que aún no ha llegado. Es verdad que la experiencia te da la sabiduría, y que en un momento puedes llegar a saber cómo va a quedarte. Si eres capaz de llevar ese componente azaroso a tu terrero, puedes conseguir algo maravilloso.
Hay que dejarse sorprender.
Si lo tomas como un fallo o como una cosa con la que no contabas y que te chafa lo que querías hacer, te desencanta y desanima, sobre todo al principio. Por el contrario, desde esos inicios a mí me enganchó y lo veo como una forma de expresar lo que quiero contar. Da igual el medio que utilices, como óleo, tintas, collage o grabados, lo importante es que muestres lo que quieres. A veces, por ejemplo, mezclo técnicas para conseguir un resultado final.
¿Le gusta explicar el paso a paso al público?
En la exposición, que ha ido de municipio en municipio de la Isla, he incluido vídeos en los que se ve todo el proceso creativo llevado a cabo. Así, se ven todas las fases por las que pasa el grabado, desde la plancha virgen hasta el proceso final. No solo lo uso como medio didáctico para que el público vea lo que hay detrás, sino que creo que cuando uno se mete y se integra en esa obra, puede ver lo que se quiere transmitir y que a lo largo del vídeo se capta. Estoy sola cuando creo, pongo la cámara en el trípode y luego hago montajes que, aunque no son muy profesionales, me sirven para ilustrar y que la gente entienda qué hay mas allá de la obra final y la manera en la que trabajo.
¿Qué le inspira?
Muchas cosas, a parte de esta obra que tiene que ver con el fondo marino, me interesan temas sociales. Siempre existe cualquier motivo, y esos que llegan al corazón me sirven para expresar lo que siento y pienso sobre las cosas.
