Estabilidad es la cualidad de estable, que mantiene el equilibrio. Es fundamental para gestionar con armonía cualquier relación humana y/o profesional. Y es imprescindible para timonear una institución pública; y mucho más, como es el caso del Ayuntamiento de Telde, cuando son varias las formaciones políticas que gobiernan desde la plaza de San Juan. Es tan de sentido común lo que acabo de exponer que me siento estúpido redactando esta reflexión. ¿Entonces por qué lo hago? Porque me enerva que se apele a la estabilidad para justificar determinadas acciones políticas.

¿Es necesaria la incorporación de los dos ediles de Coalición Canaria al gobierno municipal? Es un asunto opinable y seguro que hay argumentos sólidos para defender cualquier respuesta. A priori, en aras a la estabilidad, no parece negativo dotar de mayoría absoluta al Gobierno. Dicho esto, no creo necesaria la incorporación de Rodríguez y Cabrera porque, al menos de puertas a fuera, no había ruido de sables en el pacto entre NC y PSOE con el apoyo de Martel, el hábil concejal de Lomo Magullo que siempre está en el lugar adecuado para echar una manita al envite. A esto se añade el oxígeno de los dos concejales de Podemos que insuflaron tranquilidad tras la marcha de Artiles y Mas X Telde.

Pero como digo, todo es opinable y un servidor ha utilizado el verbo creer para responder a la pregunta que formulé. En lo que sí soy categórico es en criticar, en censurar, cómo ha gestionado este asunto la alcaldesa. No es de recibo que Carmen Hernández no haya informado a sus socios sobre las negociaciones que iba a entablar con CC. Es injustificable que sus socios se enterasen de los contactos por la prensa. Es inadmisible que el lunes de la pasada semana la alcaldesa se presentase a una reunión con sus socios del PSOE, ante la presencia de Carmelo Ramírez y Ángel Víctor Torres, para exigir al PSOE que dejarán las áreas de Personal y Servicios Jurídicos en 24 horas; en caso contrario, ella lo haría por decreto. Alejandro Ramos, el líder del PSOE teldense no pestañeó. Hernández no se atrevió a cumplir su amenaza.

Todavía no sabemos a qué obedece la decisión de Hernández de pactar con CC, con el gris Pablo Rodríguez y la ex de Nueva Canarias Gloria Cabrera. Amplios sectores de NC, por cierto, están que trinan con este acuerdo. Lo que si sabemos es que la alcaldesa apela a la "estabilidad" para justificarlo pero su manera de gestionar este asunto, ninguneando a su socio, ha generado tal inestabilidad que ayer viernes tuvieron que solucionarlo Carmelo Ramírez y Ángel Víctor Torres en una reunión celebrada en la capital, con Marino Alduán y Paco Camejo de escuderos.

Carmen Hernández, concluyo, debe saber que Pablo Rodríguez, su socio nacionalista, ha estado conspirando hasta hace poco más de un mes para echarla de su despacho. Tenía cerrada una moción de censura con Mas X Telde y Unidos. Sólo faltaba el visto bueno de Ramos con sus cuatro actas del PSOE. Si hoy continúa al frente de la Alcaldía se lo debe exclusivamente a Alejandro Ramos, a quien Pablo ofreció el bastón de mando. Pero Ramos es un tipo cabal y dijo no. Algún día, este joven abogado que se crió en el gueto de Jinámar podrá ser alcalde. Pero desde las urnas no desde golpes palaciegos que sólo generan inestabilidad.