¿Cómo era el abastecimiento urbano de agua en las Islas?
Hay que decir que aunque es verdad que la prioridad debería ser siempre el abasto urbano y el sobrante para regadío, en la práctica nos encontramos casos en los que no era así. Ejemplifico en un caso en La Palma, en el que aunque el agua era del consejo, este comienza a arrendarlo por dificultades económicas y, cuando tiene necesidad de agua, aquellos a los que se la arrendaron la consideran propiedad privada y tienen que volver a comprarla. Así, que las fuentes y pilas públicas sean del consejo no evita que se sigan arrendando las aguas.
¿Y el regadío?
Si bien en un principio podemos hablar de un binomio tierra-agua, ya que se concentran conjuntamente, lo cierto es que en los primeros años del siglo XVI se ve como aquellos a los que se les ha dado el usufructo del agua, como tienen que invertir para traerla y hacer canalizaciones en las tierras, la consideran propiedad privada y, a partir de ahí, comienzan a venderla por separado. Un momento importante relacionado fue en 1511, cuando la corona concede las aguas sobrantes a Luis de Armas.
¿Qué ocurre a partir de ahí?
Comienzan numerosos litigios entre aquellos que hasta ese momento aprovechaban los sobrantes del agua y él, que ya tiene la propiedad. Estos litigios se dan con grandes familias o con el consejo de las Islas, entre otros, lo que hace que se inicie una conflictividad sin fin.
Esto influye en la sociedad.
Sí. Las relaciones de poder en torno al agua tienen su explicación en que había una sociedad muy jerarquizada y quienes tienen el poder económico forman parte del consejo, donde se dan una serie de normas locales y, evidentemente, siempre los beneficia a ellos.
¿Los que menos tienen son los más perjudicados?
Evidentemente y, además, hay casos puntuales en los que un gran propietario lleva a cabo las canalizaciones y considera que esa agua es de su propiedad, lo que hace que el pequeño propietario de tierras de secano, que no puede contribuir, vea como sus tierras siempre quedarán de secano y, por tanto, en un escalón inferior de la sociedad.
El agua era propiedad de pocos aunque es un bien para todos.
Sí, es un bien para todo ser humano y en el caso de Canarias se agudiza por la escasez, la orografía o por la necesidad traer agua desde lugares alejados hasta los centros urbanos. Esto se puede definir como que el derecho del agua es, en el fondo, un modo de expresar la relación ideal entre la sociedad y sus recursos hidráulicos, según el uso del agua y según las normas vigentes.
¿Cómo es el proceso de cambio desde que deja de ser beneficio exclusivo para propietarios?
Los cambios se producen según cambia la legislación. La jerarquización inicial y la patrimonialización del agua que se dio en el antiguo régimen poco tiene que ver con lo que hay hoy. Hay situaciones que han mejorado, porque el derecho al agua es un derecho humano, pero también es verdad que sigue en relación con la concesión de licencias, autorizaciones y poder económico.
¿Qué le lleva a iniciar sus estudios en este campo?
En principio porque una de mis líneas de investigación es sobre el azúcar. Llevo trabajando más de 10 años sobre lo que significó el cultivo de la caña, lo que fue desde el punto de vista social, exportación, cultivo y regadío. Al analizar todo esto tenía que trabajar sobre el agua.
¿Qué importancia tuvo la caña de azúcar?
Es el principal cultivo de exportación que se implanta en las Islas a raíz de la conquista, y el mismo que consiguió modelar la sociedad a lo largo del siglo XVI. Era una sociedad compuesta por población del territorio, flamencos, portugueses y genoveses, en su mayoría. De esta forma, el potencial económico normalmente lo tenían los genoveses y flamencos, mientras que los trabajadores eran portugueses. Por eso, gran parte del léxico del azúcar que tenemos viene de Madeira, y desde aquí se exporta a América. Canarias fue ese punto de apertura del azúcar en todo el mundo atlántico.
¿Los canarios no trabajaban?
Sí, pero los protocolos notariales nos han dejado más datos de los propietarios. Tenemos referencias de que había población de las Islas trabajando, desde labores inferiores hasta otras más técnicas.
La caña de azúcar fue una fuerte fuente de ingresos en Canarias.
La principal. Durante todo el siglo XVI fue el primer producto de exportación tanto en cantidad como en calidad y, no obstante, el principal archieconómico, generando beneficios impresionantes. La cantidad de esculturas flamencas de ese siglo que hay en las iglesias es una consecuencia de ello. Decimos que el azúcar era un cultivo de ida y vuelta, porque exportabas azúcar y recibías, entre otras cosas, obras de arte.
¿Cuándo acaba esta etapa?
A partir de 1570 hay una decadencia importante del azúcar canario porque no puede competir con el americano, que es de inferior calidad pero los espacios cultivables son más amplios y la mano de obra se basa en esclavos, lo que hace que el producto sea más barato.
¿A qué se debe la calidad en de este producto en Canarias?
A las zonas de cultivo, desde la costa hasta una altura de unos 500 metros, dentro de una red de irrigación y, también, al tratamiento diferenciado que se le daba. Hay información de cómo debía plantarse, cultivarse, la orientación, etc. Además, una regulación muy estricta que contribuía en la obtención de un azúcar de calidad.