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Entrevista a Valentín Barroso Cruz

"Agaete tiene los restos del ingenio azucarero más antiguo del mundo"

"Cuando se conquistan las Islas, el agua se convierte en motivo de enfrentamiento entre propietarios y vecinos", cuenta el arqueólogo

Valentín Barroso Cruz. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Qué cuenta en su ponencia?

Aprovecho que llevamos casi diez años excavando en el ingenio azucarero que apareció en Agaete en la Urbanización de Las Candelarias para hablar de la importancia que tiene el agua en este tipo de ingenio de los siglos XV y XVI. Hay que señalar su importancia, ya que, una vez conquistada la Isla, es a lo que se dedican los valles mas fértiles, entre ellos los de Telde.

¿Qué importancia tenía el agua en este campo?

Era fundamental, porque si no se regaban las cañas difícilmente se podía obtener la cosecha. Además, una vez que se utilizaba para el riego de las cañas, estas eran cortadas por los esclavos y demás trabajadores y se llevaban al molino del ingenio, que era movido como una especie de noria gracias al agua. Por ello, era muy importante que a esta fábrica llegara un caudal de agua considerable, capaz de mover la rueda del molino que, en el caso de Agaete, tenía unos seis metros de diámetro. Así, movía un eje que, a su vez, movía las piedras que escachaban la caña de donde se obtenía el líquido que se convertía en azúcar.

¿Habían peleas por el agua?

Los problemas con el agua eran, sobre todo, porque la empleada en la fábrica se le quitaba a vecinos. Durante el mundo aborigen no era conflicto, pero tras la conquista comienzan los enfrentamientos, porque puedes tener tierras pero si no tienes agua difícilmente puedes cultivar. En el caso los ingenios en Gran Canaria, hay documentación que muestra que los propietarios cogen más agua de la permitida y por ello se forman pleitos con los vecinos. Estas fábricas eran tan poderosas que poco podían hacer los canarios.

Las empresas se beneficiaban de su poder y se hacían con ella.

Claro. En Agaete, por ejemplo, desde el valle hasta la playa era parte de la plantación y todo se tenía que regar, sin olvidar el agua que se necesitaba para cultivar los productos que los trabajadores y los habitantes del municipio necesitaban para comer. Además, cuando el agua llegaba al molino y lo hacía girar, se seguía utilizando para el resto de actividades en la fábrica.

¿Era un bien escaso?

No en las islas donde se pusieron los ingenios, como Gran Canaria, Tenerife, La Palma y La Gomera, porque había mucha agua. En la primera, en el momento de la conquista, no sólo tenía este bien en cantidad sino que disponía de las mejores tierras de cultivo para la caña. Así, mientras en ella hubo 25 ingenios azucareros, en Tenerife hubieron 14 y en La Palma 9.

¿Aspectos negativos?

Que se plantara mucha caña supuso una gran deforestación, porque para ello se tuvo que talar y, aunque se aprovecharon muchos terrenos de cultivo de los aborígenes, los campos de plantación se ampliaron, lo que llevó a la necesidad de cortar mucha vegetación. Por otro lado, las calderas que estaban constantemente guisando el jugo de la caña, para hacer una especie de melaza que se vertía en los moldes para hacer los conos de azúcar, se mantenían gracias a la leña que se traía de los alrededores del ingenio y cuando esta se acababa se iba al pinar. Esto se traduce en los problemas de cubierta forestal en la Isla desde el siglo XV.

¿Compensaba?

Como hoy en día, a veces se hacen cosas que no compensan. El azúcar en ese entonces no era para el consumo de los canarios, sino para exportar, y se trataba de un producto muy caro llamado el oro blanco de la época. Era de lujo y se vendía en los principales mercados europeos a precios muy elevados, por lo que era un dineral que entraba.

Se beneficiaban los dueños.

Claro, la Islas estaban recién conquistadas y un aborigen nunca fue propietario, los canarios eran la mano de obra. Los grandes propietarios no eran solo peninsulares, sino que venían de Europa, sobre todo de Italia, como los hermanos genoveses Francisco de Palomar y Antón Cerezo. Imagina si obtenían beneficios que no les importaba venir a Canarias a plantar azúcar, con mano de obra barata y todo el terreno que quisieran de islas recién conquistadas repartidas entre colonos.

¿Qué tiene de especial el ingenio de Agaete?

Apareció de casualidad cuando se empezaron las obras para hacer una urbanización. Desde el primer momento encontramos restos que, hoy, a nivel mundial son excepcionales, porque son los más antiguos que se conservan. Cuando la gente habla del azúcar piensa en Cuba o El Caribe, pero todo eso es posterior, porque cuando comienza a funcionar el de Agaete, en 1486, América no se había descubierto. De esta forma, cuando se montan los ingenios allí la caña va desde Gran Canaria. Por esto, el Cabildo nos encargó un proyecto de musealización que pondremos en marcha pronto.

¿En qué consiste la iniciativa?

La idea es mostrar todos los restos arqueológicos que hay allí, como los de donde estaba la noria, donde se molía la caña o las dependencias donde se fabricaba el azúcar y vivían los trabajadores. Estamos encontrando muchas cosas enterradas, porque como se estableció una finca de plataneras encima, se conservó. Restos como estos y con esta antigüedad no hay en el mundo y cuando hemos ido a conferencias fuera de Canarias ha llamado mucho la atención porque no se tenía constancia de ellos.

¿Cuándo se encontraron?

En 2005, y ahora estamos expectantes porque en Guía, con las obras de una carretera, también han salido restos de otro ingenio muy antiguo, cinco años más reciente que el de Agaete. Es algo importante para el Archipiélago que aparezcan estos ingenios y que se puedan mostrar gracias al trabajo que hacemos desde Arqueocanaria, junto a mi socia Consuelo Marrero, y por la financiación de la inmobiliaria Betancor y el Cabildo, porque puede ser un atractivo turístico muy importante.

La plantación de azúcar llega a Canarias desde Madeira.

Cuando se lleva a cabo la conquista, los maestros azucareros vienen de allí y comienzan a producir. En Madeira se continúa, pero como en Gran Canaria, por ejemplo, hay el doble de terreno e ingenios más grandes, la producción se multiplica. A finales del siglo XV quien suministra a los mercados europeos es Canarias. Así, Madeira decae ante la importancia de las Islas, y cuando se incorpora América decae el Archipiélago, porque esta tiene mucho más espacio para el cultivo y una mano de obra más barata.

Aún así, el azúcar en las Islas era de más calidad.

Sí. Por eso no desaparece del todo y estuvo latente en el siglo XVI.

¿Telde participó en este mercado de la caña de azúcar?

Tuvo ingenios importantes, pero hasta ahora los únicos restos reconocidos son los de Picachos, donde están los pilares de los acueductos por donde se traía el agua al molino. Son los únicos aparecidos y que se conservan, pero como están en un espacio privado nunca se ha podido hacer con ellos nada de fundamento, como restaurarlos o preparar la zona para visitas. Es una pena, porque en Telde el azúcar tuvo gran importancia y sería un atractivo más para el municipio.

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