Había una vez un circo.... que en vez de animar a la diversión se convertía en una suerte de infierno para quienes se atrevían a entrar por su carpa. Lo peor de cada casa, por fracasados o por mala gente nutría el circo de la familia Moratón, según cuentan quienes han salido ilesos y con el susto en el cuerpo. Sobre todo cuando, después de unos cuantos sustos, tienen que vérselas con payasos armados con motosierras y siniestras caras.

Así es el espectáculo que ofrece la segunda edición de la Casa del Terror que permanecerá abierta hasta el próximo 31 de octubre en la Hoya de San Juan. Este fin de semana, el último, se prolonga hasta el lunes, en horario desde las 20.00 horas hasta la medianoche, aunque los más entusiastas están desde las 18.00 horas en la puerta del recinto para entrar los primeros.

Iniciativa fruto de un entusiasta grupo de 30 amigos, algunos actores con experiencia y otros principiantes, que tras el éxito logrado el año pasado se ha animado a ofrecer por el módico precio de tres euros una función que no deja indiferente a nadie y donde niños y adultos, según las sensibilidades, participan en 20 escenas del mundo circense. Sebastianno es el director del circo y el que da la bienvenida al público -mínimo de 12 años-, que entra por una puerta donde la cara sonriente de un payaso hace de portal, un indicio nada alentador para quienes cruzan el umbral.

Con un recorrido que dura entre 10 y 15 minutos según las prisas que se den los asistentes en recorrerlo. Por un sinuoso trayecto, Maroka, la de las roscas, Wilfredo y otros personajes harán su aparición para explicar su historia, sin tocar a nadie y con el ánimo de meter miedo en el cuerpo a sus invitados. No obstante, hay una palabra clave -serpiente- que parará la escena que se represente en ese momento si alguien se angustia y desea marcharse. Algunos, dicen, se han marchado al poco tiempo de entrar, mientras que los más osados -los menores, los más- esperan con ansia el desenlace en su encuentro con los payasos imitadores de La matanza de Texas.

De viernes a lunes, quienes lo deseen, podrán experimentar las peripecias de este circo que más que entonar el más difícil todavía, busca sorprender a sus espectadores con un espectáculo donde sus creadores han volcado su ilusión.