Las cuentas de Fomentas, la empresa pública municipal de promoción de viviendas y suelo, merecen una investigación para determinar si es posible su viabilidad o debe ser liquidada, una exigencia contemplada en el plan de pagos suscrito en 2010 entre el Ayuntamiento de Telde y el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas si la sociedad tiene pérdidas.

La deuda histórica y las dudas para cobrarla expuesta por los auditores son el escollo a los que se enfrenta esta sociedad pública para garantizar su supervivencia. Además, la doble condición de consejeros y miembros de la corporación de los políticos presentes en el consejo de administración podría acarrear una presunta administración desleal por el impago de las facturas, ya que el Ayuntamiento es el deudor de Fomentas.

Así lo entiende el portavoz de Más por Telde (MxT), Juan Francisco Artiles, quien presentó ayer un escrito a la interventora municipal, Paloma Goig, en el que le pide que fiscalice las cuentas de los ejercicios de 2012 a 2015, conforme a la legislación vigente, y se emita un informe relativo a las mismas para "aclarar las graves irregularidades detectadas" en la información del consejo de administración del 18 de julio de 2016.

Asimismo, Artiles propone que "para dar cumplimiento a la legislación vigente sobre la viabilidad de las empresas de propiedad municipal y a las conversaciones mantenidas con el Ministerio de Hacienda en el reciente viaje de la señora alcaldesa y la señora concejala de Hacienda, por parte de Intervención General se auditen y se relacionen las facturas pendientes correspondientes a lo contabilizado como deuda histórica y se determine la cobrabilidad o no".

Añade que "en caso que las facturas fuesen incobrables, que la Intervención General fije las acciones a seguir y si se debe aplicar el mismo criterio que con la empresa municipal Gestel con las facturas no reconocidas del ejercicio de 2014". Según fuentes consultadas, "se recomendó llevar a pérdidas las facturas que el Ayuntamiento no reconocía en ese ejercicio". Esas pérdidas abocaban a Gestel a su desaparición por el plan de pagos de 2010, pero su condición de servicio público esencial -cultura y bibliotecas- la ha salvado del cierre.