Como explicó para este periódico en una entrevista anterior el presidente de La Fraternidad, Ramón Santana, ayer fue uno de los días más importantes de los últimos años para la institución que tiene casi cien años de vida. Así, a pesar de las dudas sobre los resultados obtenidos y la tensión por la posible desaparición de la entidad, los socios asistentes a la asamblea celebrada durante la mañana de ayer en su sede votaron por unanimidad la aprobación para solicitar el concurso de acreedores. Con esta iniciativa se espera paliar la situación financiera límite por la que están pasando e intentar frenar el final de esta sociedad cultural y recreativa del municipio.

Aunque sólo se presentaron unos 40 afiliados de los más de 700 que forman la institución, todos y cada uno de ellos dijeron "sí" a esta medida que, según Santana, es necesaria para que continúe con vida. Teniendo el futuro de la entidad en sus manos, no sólo dieron su aprobación para entrar voluntariamente dentro de la administración concursal, sino que evitaron la dimisión de su presidente, que tenía muy claro abandonar su puesto si el resultado era diferente al obtenido.

De esta forma, ya es un hecho la presentación de solicitud por parte de La Fraternidad, de manera que, en caso de autorización por parte del juez, se llevará a cabo una intervención judicial con la que se espera desbloquear esta situación que, de mantenerse tal y como está, llevará a una quiebra casi segura. "Desde ya nos pondremos con la preparación de los documentos para llevar al juzgado, porque ya podemos dar este paso", señala con positividad Ramón Santana.

Cabe recordar que la sociedad tiene, actualmente, una deuda de casi medio millón de euros ante los que no puede hacer frente. Además, tal y como argumentó con anterioridad para este medio su presidente, "tenemos las manos atadas para pedir créditos o recibir subvenciones, lo que hace inviable sacar adelante la entidad". Por ello, la aprobada ayer era la única alternativa que la junta directiva veía viable para solucionar un problema que lleva años ahogándolos sin respiros posibles.

Por otro lado, también se presentaron y aprobaron por unanimidad las cuentas de los ejercicios desde el año 2012 hasta 2015 y el estado de cuentas hasta el 14 de octubre de 2016. Sin duda, un poco más de luz al final de un túnel dentro del cual los socios unen sus fuerzas para salir de la oscuridad.

"Entre comillas estoy contento, porque esperaba que lo rechazaran para dimitir", bromea Santana, que se muestra más que satisfecho con los resultados obtenidos y la puerta de esperanza que ahora se les abre. "Este era un paso muy necesario para sobrevivir, porque sin esta decisión sería imposible seguir trabajando", asegura.

Ahora, sólo queda ponerse manos a la obra para preparar el papeleo necesario para solicitar el concurso de acreedores. "Seguiremos con las mismas ganas que hasta ahora y continuaremos con esta batalla para levantar La Fraternidad otra vez", añade con fuerza.