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Telde en fiestas Día de San Gregorio Taumaturgo

"En Italia también hay vacas que dan leche, pero no hay gofio"

Los Llanos celebra el día de San Gregorio con ordeñada, muestra de ganado y potaje de berros

Eran las once de la mañana y Maravilla, las dos Mariposa y Jessi ya había proporcionado casi toda la leche prevista para la ordeñada tradicional en directo que cada año aglutina en la plaza de Los Llanos a cientos de personas. Con los vasos de plástico preparados sobre la mesa en la que destacaban las bolsas con kilos de gofio, los ganaderos se aventuraron a agarrar de las tetas a las vacas para dar un bonito espectáculo sobre todo para los más pequeños. "¡Qué cerca está!", grita con algo de impresión Greta Leonessi, la mayor de tres hermanos recién llegados de la Toscana. Mientras cada uno se acerca a su ritmo a los animales, su madre, Lorenza Visconti, pide un vaso para probar. "En Italia hay vacas que dan leche y están acostumbrados, pero no hay gofio", garantiza la progenitora mientras mira a sus hijos.

Bianca y Lorenzo Leonessi, la pequeña y el mediano de la familia, se mostraron más atrevidos que su hermana mayor, que prefirió quedarse al otro lado de la valla. Con la mano en la nariz, "porque huele muy mal", puntualiza el varón, miradas de asombro y expresión de curiosidad no dudaron en acercarse a Antoñito Sosa, ganadero teldense, para ver como ordeñaba a Maravilla. "Les encantan los animales, en Italia vivíamos en la montaña y en contacto con la naturaleza", explica la madre, también sorprendida, por encontrar este paisaje en medio de la ciudad.

"Llegamos en septiembre, vivimos en Tufia y al ver todo cerrado se me ocurrió venir a San Gregorio, porque me imaginé que algo pasaba", señala con entusiasmo y sin saber que en Telde todo es posible. "Es nuestra primera vez en esta fiesta", garantiza con expresión de que no será la última. "¿Hay todavía más animales?", preguntan los menores con mirada ilusionada y bigotes de leche con gofio en sus rostros. Sin dudarlo, la familia recorrió la plaza de San Gregorio hasta llegar a las ramblas de Pedro Lezcano donde ya estaba en marcha la muestra de ganado.

Entre cabras, ovejas, caballos, toros, vacas, ponis y burros, los más pequeños del municipio y de toda la Isla disfrutaban de los animales acompañados de un sol espléndido y un tiempo que bien podría relacionarse con el verano. Globos agarrados con fuerza a través de un hilo y helados de fiesta hechos para refrescar este día sin colegio ni trabajo. A lo lejos, en la zona de los bovinos, Claudio Siragusa Monzón, de seis años, pedía a su madre, María Monzón, montar en un burro. "Él aquí se vuelve loco, le encanta y todos los años lo traigo", asegura con miles de ojos atentos a su pequeño.

"El más que me gusta de aquí es el toro, pero mis preferidos en el mundo son el tiburón blanco y la orca", comenta el menor con esa cara de pillo que lo hace tan entrañable. Ante la imposibilidad de subirse sobre su animal favorito presente en la muestra, por razones más que obvias, la expresión de emoción y satisfacción al incorporarse sobre Chicho, no tuvo precio. El burro de 12 años y el mayor de los presentes se mostró muy tranquilo, a pesar de los chillidos de sus hermanos que enseñaron a los niños cuál es el sonido que emiten los de su especie. "Lo ves, te dije que hacía así", debaten los menores.

De esta manera, Los Llanos se convirtieron durante la jornada de ayer en un subir y bajar de transeúntes que no querían perderse ninguna de las actividades ofrecidas para el festejo, mucho más animado que otros años. Así, a las doce del mediodía, la Banda Municipal de Música llenó la carpa establecida bajo la plaza. Con sus temas, la emoción se mantuvo presente en cada melodía que un público formado por todas las edades tuvo la fortuna de disfrutar. Sentados en los bancos llenos, de pie junto al escenario o en las terrazas de los alrededores, también desbordadas, gozaron de la música en honor a San Gregorio.

"Ya está oliendo que alimenta", comenta una señora a su marido sentados junto al betunero. Sin duda, Tonono Montesino ya estaba haciendo de las suyas, un año más. Casi sin darse cuenta, el potaje de berros que estaba preparando para llenar 400 barrigas dejaba su rastro por todo el barrio. El olor, cada vez más fuerte, abría el apetito de los que pasaban por la zona, creciendo aún más cuando veían la pinta del caldo dentro del caldero. "El truco son los diez kilos de costillas y el cariño con el que se hace", asegura el cocinero, quién afirma que "no me importaría prepararlo para más raciones, el año que viene, si encuentro el cacharro necesario", porque su plato es famoso y "la gente repite". Quién sabe si para la próxima edición los 10 kilos de berros y los 25 litros de agua se multiplicarán para acompañar ese "mejunje especial" que hace única su receta.

Él con su potaje. Pedro Montesdeoca, Mari Loles Hernández y Antoñito Sosa con sus vacas. Inmaculada Santana, Nina y Loreto Fajardo con las cucharadas de gofio preparadas. Los integrantes de la Banda con sus uniformes negros, corbata a rayas rojas y azul marino e instrumentos dorados. Los de siempre y, después, esos nuevos que descubren este festejo que, cada año, gana más corazones procedentes de todo el mundo.

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