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Los dos amores de Adelina Almeida

La artista aruquense expone la muestra 'Des-Igual' en el teatro municipal hasta el 23 de diciembre

Adelina Almeida, con el cartel de su exposición en el teatro Juan Ramón Jiménez. JUAN CARLOS CASTRO

Adelina posa junto a algunas de la treintena de obras que los visitantes podrán contemplar en horario de mañana y tarde en el teatro municipal. Con moderno pelo color rosa, luce una sonrisa amplia y una conversación que lleva al oyente a su terreno, al de la conversación pausada y la paciencia de quien se toma su tiempo para realizar sus creaciones con mimo y belleza. Como dice, "siempre tengo cerca tres cosas: pegamento, revistas y unas buenas tijeras para trabajar".

Bordadora hasta su jubilación, su interés por hacer cosas nuevas se encontró, de remblón, mientras paseaba esos 10 minutos que le recomendaban para tomar sol y superar sus dolencias, con un cartel de una academia de arte... y entró. Le gustó tanto que al poco tiempo su profesor, Paco Guillén, le animó primero a dedicarse al collage y después a exponer en la Casa Condal de San Fernando de Maspalomas, con el título de Esencia Dispar (2013), a la que siguió Geometría difusa, en Playa del Inglés y en 2015 en Granadilla de Abona y después en Fuerteventura gracias al éxito cosechado. Antes de debutar en Telde, estuvo en Ingenio.

Empezó con obras grandes, de dos metros por dos metros, pero ahora prefiere cuadros más pequeños, que rezuman colorido, imágenes geométricas, con temas que "se me ocurren mientras corto y pego en la cartulina, no voy con ninguna idea preconcebida". El material que usa, de lo más cotidiano, revistas de todo tipo, con muchas fotos y colorido como principal requisito para plasmar con sus combinaciones de recortes unas obras que no dejan indiferente al espectador. Su Des-Igual es empezar y no saber cuándo acabar de ver imágenes sorprendentes surgidas de su imaginación, que mantiene en forma.

Una vida inquieta que comparte con Pedro Díaz, el amor de su vida, con tres hijas del matrimonio y una descendencia de siete nietos. Lo suyo fue un amor de los de antes, de flechazo inmediato. Se conocieron un fin de año, Pedro estaba en el baile de una sociedad y se fue a otra cercana a mirar y allí no quitó ojo a Adelina. Y no ha parado.

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