La Provincia - Diario de Las Palmas

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El genio desinquieto de Julia Martel

La presidenta del Patronato La Sal de La Garita dirigió más de 300 partidos de fútbol en las Islas

Difícil es ver a Julia Martel Martín, nacida en el barrio teldense de La Solana y afincada en La Garita, quieta o sin tener algo que hacer en la comunidad donde reside. Su jubilación solo es de su profesión, personal sanitario, que dejó el pasado 2 de febrero, día de su cumpleaños después de haber empezado a trabajar con 16 años. Ése fue el primero de muchos retos que ha debido de superar y han forjado su carácter decidido, combativo y, sobre todo, solidario con los demás.

Al repasar su trayectoria, Julia Martel admite que no ha sido una vida fácil, no ha tenido regalos, pero mira atrás sin rencor, solo con comprensión y con una frase casi lapidaria: "La moralidad es lo más importante de una persona y mi temor es que con mis palabras o actos dañe a alguien". Comprometida hasta el final con todo lo que empieza, Martel Martín recuerda su afán por ser independiente y por aprender. Por ello, dejó La Solana y se fue a trabajar a la capital grancanaria, donde dormía en Cáritas o a escondidas en los baños de la Clínica del Pino, dado que volver a la casa de sus padres no era precisamente fácil en estos tiempos. Alternó su trabajo con estudios de Derecho en la Uned -dos cursos- y posteriormente se trasladó por motivos profesionales a Tenerife e incluso vivió en Madrid. Datos biográficos que dan fe de su carácter combativo, de no dejarse arrastrar, pero que, reconoce, le ha costado mucho sufrimiento.

Empezó en el arbitraje casi de casualidad. "En 1989 vivía en Escaleritas, cerca de la sede del Colegio de Árbitros y veía todos los días a muchos chicos entrando en el edificio y que luego salían a correr. Me acerqué y pregunté si podía apuntarme para hacer deporte también y a su presidente, Juan Martín Sosa, le pareció una buena idea y me apoyó mucho, aunque otros miembros del Colegio no estaban de acuerdo conque estuviera allí. Pero yo me mantuve en mi actitud y seguí hasta convertirme en árbitro principal". De hecho, Julia conserva el carné en el que figura como árbitro nacional y le cabe el honor de ser la primera mujer en conseguirlo -20 de agosto de 1981-y su éxito no solo fue portada en este periódico, sino incluso en la revista Lecturas, que le hizo un reportaje como primera fémina en un mundo de hombres. El entonces presidente del Colegio Nacional de Árbitros, Victoriano Sánchez Arminio, le confirmó que era la pionera en el arbitraje, aunque "por la misma época una chica llamada Rosa también se inscribió", recuerda durante la entrevista.

Martel tiene grabada un hecho que muestra lo difícil que era para una mujer entrar en ámbitos reservados para los varones. Así, rememora cómo una foto suya, vestida de árbitro [en la página] durante un partido amistoso entre la UD Las Palmas y un equipo extranjero no llegó a publicarse por presiones federativas y "en la crónica se dice que no hubo fotos del acto". Arbitró más de 300 partidos en Segunda Regional y Tercera División y se retiró en 1986, cansada de tantos insultos y malos modos en los campos de fútbol. En sus inicios, se cambiaba en una cueva en malas condiciones, "pero luego todo se ha ido mejorando, aunque apenas hay mujeres árbitro, fui una pionera en la lucha por la igualdad".

Abandonado el arbitraje, creó una escuela de árbitros en La Garita, de donde salieron 50 nuevos colegiados. Fundó, además, el club Yoñé, también en La Garita y el Patronato La Sal, siempre con el ánimo de volcar todas sus energías, su genio, en el compromiso. Y anuncia que no parará hasta que" la salud me lo permita".

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