La Provincia - Diario de Las Palmas

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"Llevamos un contenedor cocina para alimentar a miles de refugiados"

El bombero Claudio Romero Ojeda conducirá un camión desde Guadalajara hasta Grecia para la ONG Acción directa Sierra Norte

Claudio Romero, bombero del Consorcio, en el parque de Telde, con parte de la ropa para los refugiados en Grecia. M. Á. M.

¿Cuál es el nuevo proyecto solidario en el que está implicado?

Es bonito. Es de la organización no gubernamental (ONG) Acción Directa Sierra Norte, de Albendiego, en Guadalajara (Castilla-La Mancha), que promueve, entre otros, Julio García, un cocinero desempleado. Llevamos un contenedor convertido en una cocina que servirá comida caliente a miles de personas en el campo de refugiados de Tesalónica. Hay 60.000 personas. Lo están pasando mal, pasan mucho frío, y algunos mueren, también niños. Están muchas noches a 10 grados bajo cero.

¿Por qué se implicó?

Pues necesitaban un conductor especializado en vehículos articulados que pudiera llevar esta plancha de 12 metros y el camión de cuatro, desde Guadalajara hasta Barcelona, luego en barco hasta Italia, atravesarla, luego otro barco y hacer 400 kilómetros en Grecia. Me lo propuso mi compañero, el también bombero del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria Jorge González Díaz, también muy implicado en esta ONG y otras iniciativas. No pude decir que no.

¿Qué le empujó a aceptar?

A mí me empuja siempre ayudar a los demás. Estuve en Cruz Roja y en otras ONG, como la de adopción de perros. También trabajé en talleres que impartí en la cárcel de Salto del Negro. Soy natural de Las Palmas de Gran Canaria. Tengo 43 años. Pude cambiar varias guardias para contar con suficientes días y ha sido posible gracias a los muy buenos compañeros que tengo en el Consorcio.

¿Hay mucha solidaridad grancanaria en este proyecto?

Mucha. La plancha de 12 metros de largo es un regalo para la ONG por parte de Estibadores del Puerto de Las Palmas (Fundación Belén María). Fue enviada en barco y fuimos a buscarla a Huelva. Ya montamos la cocina.

Este proyecto no es suyo.

Para nada. Tampoco quiero que se centre todo en mí. Soy uno más. Represento a los miles de grancanarios que apoyan y son solidarios con la idea. Además de la donación de la plancha, cientos de personas colaboraron económicamente. Son casi mil euros que se aportan a la ONG para la compra de comida y demás. Muchas personas me han dado gran cantidad de ropa de abrigo que llevo, de paso, a Tesalónica. Los canarios somos muy solidarios.

¿Surgieron dificultades?

Nos robaron las conexiones de los frenos de la plancha. Luego, una avería y un cambio de pieza en el camión. La semana pasada teníamos previsto comenzar la ruta. Al final, lo hemos resuelto esta semana. Hoy viernes tenemos previsto comenzar, saliendo en dirección a Barcelona. Me preocupan la nieve, la lluvia y el estado de las carreteras congeladas. Llevo muchos años conduciendo camiones, pero en estas condiciones es mucho más difícil y delicado. Es un proyecto bonito. En esta cocina hay una máquina de termosellado para dar las raciones y poder repartirlas en furgonetas en los diferentes campos de refugiados.

¿Cómo es la comida que dan hasta ahora en los campos?

Es mala. Arroz con guisantes, pasta con chorizo y poco más, y muy repetida. Por eso, Julio planeó este proyecto para dar a estos refugiados -sirios, de Afganistán, de Pakistán...- una comida caliente digna y llena de proteínas.

¿Cuántos años lleva como bombero del Consorcio?

Trece años. Comencé el día que se abría el parque de bomberos de La Garita (Telde). Es una profesión que me encanta. Está muy bien ayudar a los demás y ganarte la vida con lo que te guste. Es una profesión más dura de lo que se cree, sobre todo psicológicamente. Cuando ayudas a una familia porque se suicida un joven, la pena también te la quedas. La mayoría de las situaciones no las superas, las asumes. La impotencia es tan grande que no lo puedes superar. Dos chicos chocaron delante del parque de bomberos de La Garita. Yo era el sanitario. Estaban en el coche. No contestaban. Había un hueco e intenté tocar a uno para cogerle el pulso. Me faltaban dos centímetros. No lo alcanzaba. El coche ardió con ellos dentro. No sabía que ya estaban muertos. Estuve tres meses con pesadillas.

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