La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

'Tita' vence con 70 kilos menos

La propietaria de un bochinche en Marzagán llegó a pesar 160 por problemas de ansiedad

"Las mejores batallas están hechas para los mejores guerreros y yo gané". Sin duda, no hay mejor frase que defina la historia de Fátima García, más conocida como Tita por su bochinche en Marzagán. Si bien no ha tenido suerte a la hora de elegir con quién compartir su vida, la sonrisa que la acompaña en cada momento refleja la valentía y fuerza que la caracteriza. Tita ha bajado en menos de dos años 70 kilos. Huyendo de operaciones o dietas estrictas para bajar de peso y, por tanto, mejorar su salud y calidad de vida, esta mujer coraje asegura que pasar de 160 a 90 kilos es el resultado de "quitarme el picoteo, comer más sano, trabajar mucho con ganas e ilusión y ser feliz". Señala que su sobrepeso se debía a los actos compulsivos de comer por la ansiedad que le ocasionaban los problemas con su exmarido, pero eso ya pasó, Fátima cambió "en todos los sentidos" y es el mayor ejemplo de que el físico es el reflejo del alma y su alma, ahora, no puede estar más radiante.

"Los médicos llegaron a proponerme una operación, pero yo les dije que no, porque tengo pánico a los quirófanos", explica González aún más orgullosa. Con su pelo por encima de los hombros y mechas de color lila asomando en su flequillo, se califica como una persona "alocada y moderna" que actualmente está reviviendo "quien era en mi juventud". Tanto es así que, desde que se propuso este cambio radical y cortó con lo que no le hacía bien en su pasado, no ha cesado de conseguir metas fijadas que llegó a ver como imposibles.

Tras sacarse el carné de conducir y comprarse ese coche que tanta autonomía le da, asegura que su negocio es el motor de su día a día. Así, su mirada refleja pasión por lo que hace, sobre todo en el momento en el que explica que el restaurante que lleva su nombre es un sueño cumplido después de años rondando en su cabeza. "Siempre me ha gustado ir a los guachinches en Tenerife", comenta Tita mientras recuerda los barcos que ha cogido para disfrutarlos en la isla vecina y las vueltas cargada con cientos de ideas en la cabeza sobre cómo sería su local si pudiera tenerlo en Gran Canaria. "Tenía muchas ganas de montar un bochinche en la Isla, porque aquí se llama así, y tenerlo es inexplicable", fija.

De esta manera, al mismo tiempo que la propietaria relata el sudor y las lágrimas que le costó conseguirlo, el vaivén de clientes ya fidelizados la saludan con alegría y cariño cada vez que entran con las barriguitas vacías y deseosas de sus platos, o salen con las mismas llenas de felicidad o las manos cargadas con comida para llevar que no falla diariamente. "Esto siempre está lleno, incluso de lunes a viernes, pero los fines de semana es mortal", cuenta la fémina con una media sonrisa que indica la satisfacción que le produce este éxito más que merecido. "Me gusta cuidar a mis clientes y cuando hay mucha espera fuera, hasta de horas, les saco unas mesitas con agua, bizcocho, queso y otras cosas para picar para que vayan matando el hambre antes de entrar", puntualiza.

Aunque en ocasiones la emoción haga caer lágrimas de felicidad por su cara, el buen humor y la alegría reinan en cada uno de los gestos que Tita lleva a cabo. "Cuando la gente lleva tiempo sin verme y se dan cuenta de que he bajado más peso, flipan y me preguntan cuál es mi secreto, a lo que yo respondo que sólo consiste en ser feliz", determina. Asimismo, las lágrimas más sinceras resbalan cuando habla de sus dos hijos, de 19 y 24 años. "Ellos son el mayor motivo de mi lucha y desde que me desvinculé de esa persona, me hice con el negocio y comencé de nuevo, empezó mi rumbo y el trabajo por mí y por mis hijos para salir hacia adelante", señala González, quién recibe ayuda de sus sucesores en el local.

Junto a ellos, tres empleados más, dos de Telde, llevan el bochinche que tantos motivos para reír les da diariamente. "Somos un buen equipo y, más que eso, una familia", explica la propietaria mientras abraza a uno de sus trabajadores al que asegura, bromeando, haber enseñado "a base de tollos". "Era un loquillo y me propuse cambiarlo y enseñarlo para que se quedara con nosotros, y aquí está, una persona buena y humilde que merecía una oportunidad, porque todos las merecemos", se sincera a la vez que demuestra un gran cariño.

Amor y sonrisas en cada servicio y calidad en cada plato. Quizás sea esta combinación la que ha llevado a este restaurante de Marzagán a tener casi 8.000 seguidores en Facebook y a recibir clientes, nuevos o de siempre, de todas partes. De esta manera, Tita asegura que "vienen de toda Gran Canaria, muchísima gente de Telde por la cercanía, también del resto de las Islas y de la Península". Asimismo, le llegaron a ofrecer abrir el mismo negocio en Madrid, "tenía que ir a supervisar todo, formar al personal y adaptarlo para que fuera como este", relata la dueña mientras especifica que finalmente no accedió "porque estábamos empezando y no me veía con tanto al principio".

Aún así, el tiempo ha pasado, el número de seguidores de su comida ha crecido y su próximo objetivo se centra en expandirse y abrir otros Ca'Tita en diferentes zonas de la Isla, "especialmente en el campo, porque me gusta mucho", añade. Es consciente de que el local se le queda ya algo pequeño y, además, explica que "me desagrada que la gente tenga que esperar".

Una espera que se ve recompensada cuando llegan esos platos caseros, hechos a caldero o resultado de una parrillada de carne que no deja indiferentes. A precios asequibles y siempre con productos frescos, la bandeja para dos personas, "donde comen cuatro", interviene algún cliente, deja sin habla. Entre solomillo, chuletas, costillas, pimientos de padrón o rojos, tomate asado, morcilla dulce, chorizo rojo y blanco, butifarra y papas hechas al vapor o arrugadas, la sal de escamas predomina tanto como la calidad de lo que sirven, "porque nada como la comida de casa", afirma.

Si a Tita le hubieran contado esto hace dos años quizás no se lo hubiera creído. "¡Qué dices!", responde cuando le preguntan si alguna vez se imaginó estar como está y tener lo que tiene. Sana por fuera y por dentro, "porque han desaparecido los problemas de asma, tensión o azúcar", recalca, señala que ahora le toca disfrutar "lo que no he podido de aquí para atrás".

En junio de este año cumplirá medio siglo de vida y, a pesar de los cambios que ha experimentado, determina que la sencillez y la humildad la acompañarán en cada una de las decisiones o caminos que tome en su existencia. Amante del baile, todos los que la conocen estarán de acuerdo en que, como ella misma dice, "solo me faltan las flechas y el arco", porque es guerrera de batallas ganadas en un combate donde no sólo perdió peso y ganó felicidad.

Compartir el artículo

stats