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Sociedad De próspero empresario del sector del mueble a agricultor por afición

El vergel urbano de Floro Rivero

El fundador de Muebles Floro cultiva una finca de 7.800 metros cuadrados muy cerca de la plaza de San Juan y San Francisco

A Floro Rivero se le ve feliz en su finca, donde la quietud y el sosiego imperan.

Con su sombrero para protegerse del sol, en traje de faena y el instrumental paa la poda, Floro Rivero va cortando aquellas ramas y hojas que no son necesarias, una labor que hace mientras cuenta cómo descubrió esta finca, un verdadero paraíso para organizar fiestas, con terraza incluida o tomarse unos días de descanso y sosiego en pleno campo, pero con la plaza de San Juan a dos pasos y el coqueto barrio histórico artístico de San Francisco subiendo su empinada cuesta en un par de minutos.

Sonríe cuando recuerda que de joven no le gustaba nada trabajar en el campo, pese a los intentos de su madre de que se buscara un porvenir en una finca agrícola primero y en los tomateros después. Pero no le atraía dedicarse a estas labores. Ahora, con el cuidado y cariño con que trata a su finca cuando "me escapo del Sur para venir a ver cómo está", su opinión es otra. "Estoy en la calle desde niño y empecé a trabajar en una finca de La Matanza, en Jinámar, pero me fui. Mi madre luego me mandó a los tomateros de Lomo Gallego, pero como me gustaba cantar mientras trabajaba, el dueño me dijo que me fuera de allí", dice entre risas y campechanía. Mientras recuerda a su padre, Miguel Rivero López, "el mejor podador de Las Goteras, a quien le venían mucho a consultar".

Ahí acabó su labor como aparcero y comenzó, con su hermano Aurelio, una nueva actividad profesional, "transportando fardos con una furgoneta y más tarde, como era buen pagador, le vendí muebles, entre otros, a Margarita la Guapa y a Muebles Romero". Pasados los años se independizó y montó su propia tienda de muebles y con mucho esfuerzo, tanto como que "iba en bicicleta a comprar las cocinas de gas que luego vendía".

Su negocio lo empezó en la calle Nueva, en la ahora conocida como zona comercial abierta de San Gregorio, se trasladó a El Calero y a Hoya de la Plata. En la actualidad, Muebles Floro está ubicado en un edificio que da a cuatro calles, donde es una de las referencias en la venta de mobiliario en Telde.

De empresario exitoso, a agricultor por afición. Después de una larga trayectoria laboral, Floro Rivero decidió comprar la finca donde se pasa sus ratos libres, mientras un mayordomo es el que lleva el peso diario de su mantenimiento. "Hace 35 años se la compré a Medina Ojeda, aunque antes era de la familia Sánchez Bruno, la del Molino de Gofio". Compaginó su negocio con el cuidado de la finca y cuando cumplió 60 años ya le dedicó mucho más tiempo. Con sus 7.800 metros cuadrados, en pleno casco histórico de San Francisco, en ella se cultivan naranjas, guayabos, plataneras, parras, aguates, guanababa, lechugas, coles, papas?, además de criar al pequeño rebaño de cabras. "La finca da 7.000 kios de naranjas y 2.500 kilos de naranjas que, junto con el resto de lo que se cultiva, lo vendo a una persona muy seria que conozco en Mercalaspalmas".

Casado y con cinco hijos, Floro Rivero cree que va siendo hora de dejar la agricultura y ha puesto la venta su finca. Pide 1, 5 millones de euros y el comprador, además de una fértil tierra, adquirirá dos bodegas de vino, unas amplias dependencias, un espacio también extenso para incrementar la terraza existente y, sobre todo, la paz y el sosiego que rezuman de este vergel urbano. Un lugar donde su propietario se sienta para tomarse un vaso del vino que elabora y se pone a tocar la guitarra o el cuatro venezolano mientras canta canciones canarias y sudamericanas. Vamos, que está en la gloria.

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