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Entrevista a Rosa María Álvarez

"Mi vía de escape es la escritura, porque un papel y un bolígrafo no traicionan"

"Rompía todos mis relatos y la primera vez que leí en las veladas me temblaba todo el cuerpo", reconoce la escritora y participante en celadas poéticas en Telde

Rosa María Álvarez. LA PROVINCIA/DLP

¿Cuándo comenzó a escribir?

Desde adolescente, pero todo lo que escribía lo rompía porque no me gustaba que nadie lo leyera.

¿Se trata de un buen método de desahogo?

Sí, era la forma de sacar mis sentimientos y emociones, porque me cuesta mucho expresar lo que siento y pienso y escribir era y es la mejor forma para hacerlo.

¿Suele escribir sobre algo en particular?

Me gustaba mucho crear relatos sobre mis sueños, mis fantasías, mi niñez o mis vivencias. Me llega la inspiración sin esperarlo y me pongo a escribir de una manera muy emocionante. Además, el enfado es lo que más me estimula.

¿Enfado hacia alguien o algo?

Hacia alguien o hacia a mí misma muchas veces. De esta manera, sólo me calmaba cuando lo plasmaba en el papel. Escribía, me tranquilizaba, lo volvía a leer y lo rompía y se iba a la basura.

¿Cuándo decidió dejar de romper sus escritos?

Cuando conocí a Susi Arencibia. Se enteró de lo que hacía y me dijo que no rompiera más mis escritos y gracias a ella me di cuenta de que independientemente de que fuera bonito o feo lo plasmado, es lo que siento y vivo.

Y ahora participa en las veladas poéticas que organiza.

Así es. Susi me invitó a sus veladas y me incitó a leer mis escritos, además me introdujo como azafata. La primera vez que me hizo participar me temblaban las piernas especialmente y todo cuerpo. Recuerdo estar sentada en un silla frente a un micrófono y todo yo era gelatina. Así, poco a poco he ido ganando experiencia y mejorando.

¿Hace cuánto tiempo que dio el paso?

Hace un año y medio que me armé de valoro y lo hice, y ahora me encanta. Además, estoy muy feliz y agradecido porque voy a publicar algunos de mis escritos en dos libros para apoyar la lucha contra el cáncer de mama y un cuento junto a dos poesías para Aldeas Infantiles. Esta es la primera vez que publico y no me lo puedo creer.

¿Ya los tiene preparados?

Sí, están listos. En el cuento hablo de mi soledad, de cómo enfoco la vida. El relato trata de un día de invierno en el que las ramas de un árbol y un pajarito son los protagonistas y donde existe una moraleja final. Se plasman sentimientos y se enseña a los lectores que la respuesta de la felicidad está dentro de uno mismo y que no hay que desanimarse por las circunstancias. Además, estas hay que agradecerlas, porque son necesarias para ser lo que somos y aprender a valorar lo que tenemos. Es una obra que invita a reflexionar y ver que las respuestas están dentro de uno y que es ahí donde está la vida y la belleza y que es así como se florece sin dejar que las circunstancias nos aplasten.

¿Cree que la literatura saca lo mejor de sí misma?

La literatura es arte, mi vía de escape y una forma maravillosa de expresar fantasía, sentimientos, emociones o pensamientos.

Reconoció esta pasión y se agarró a ella.

Así es, porque soy persona muy callada y hay muy poca gente con la que me abro y a la que puedo decir lo que siento. He confiado mi vida en personas inadecuadas, lo que hizo que me cerrara aún más, por lo que la única forma que tengo de desahogarme es esta, porque una hoja de papel y un bolígrafo no me traicionan.

Muy segura se debe sentir en las veladas poéticas para compartir allí su arte.

Las veladas son una fiesta y una reunión de amigos que ya es mi familia. Aprecio a todas las personas que forman parte de ellas y me siento apreciada por todos. Me impresiona la imaginación, el sentimiento que cada uno expresa con lo que escribe y la forma increíble que tiene de leer con tanto corazón. Por otro lado, me hace sentir felicidad plena que la gente abra sus oídos para escuchar lo que siento o mi percepción de la vida. Me divierto muchísimo cada sábado.

Es un buen lugar al que acudir al estar tan lejos de casa.

Sí, porque aunque llevo en Gran Canaria 12 años y me gusta, soy gallega pero viví 30 años en México y me costó adaptarme. Pasé de una ciudad enorme a vivir aquí, donde no veía gente y tenía que salir porque me faltaba aire al no ver casi personas por las calles ni tráfico. Así, tuve que aprender a disfrutar de esta belleza, de esta paz y esta tranquilidad que se respira.

Ahora tiene aquí su vida.

Tengo mi vida, parte de mi familia y mis amigos. Fue difícil porque en España me sentía extranjera después de tanto tiempo en México, ya que me fui con 16 años y no crecí aquí. Me casé y me fui con mi marido mexicano, al que conocí siete meses antes de la aventura. Allí fui madre por primera vez con 17 y tuve cinco más, de los cuales allí viven cuatro con cinco nietos.

Tiene que ser duro mantener este vínculo en la distancia.

Lo es, porque los echo mucho de menos, pero hace año que no los veo porque los billetes son muy caros y no me lo puedo permitir. Lo bueno es que gracias a las nuevas tecnologías puedo comunicarme con ellos todos los días, no como cuando llegué, que cada llamada costaba mucho dinero y las cartas tardaban muchísimo en llegar.

¿Se plantea volver?

Mi hija de 20 años, que vive conmigo, me lo planteó. Tanto a ella como a mi otro hijo que nos acompaña les jala mucho México y quieren regresar junto al resto. Yo sola aquí no hago nada y, si ellos quieren, claro que me planteo venderlo todo y marcharme de nuevo con mis hijos, porque aquella es mi segunda casa y mi hogar.

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