Una condena de 12 años de prisión y el pago de una indemnización de 120.000 euros a los dos hijos de su víctima es la sentencia del juicio celebrado esta semana a Miguel Cabrera Santana, quien mató a su hijo Cristo Cabrera Vega en su domicilio de Las Remudas el 27 de abril de 2015. El jurado ya había declarado en su veredicto culpable al ahora reo, a quien se le descontará la estancia pasada en prisión provisional desde esa fecha y que debe afrontar también el pago de las costas procesales.

En su fallo dictado ayer, la magistrada Pilar Parejo condena a Cabrera Santana como autor responsable de un delito de homicidio, con la concurrencia de las circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal agravante de parentesco y atenuante de confesión a la pena de doce años de prisión, a la pena accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena? a que indemnice en concepto de responsabilidad civil a cada uno de los dos hijos de Cristo Fernando Cabrera Vega en la cantidad de 120.000 euros, cantidad que devengara el interés del articulo 576 de la Lecrim. También se le condena al pago de las costas procesales".

La magistrada, no obstante, tiene en cuenta "para el cumplimiento de la pena de privación de libertad que le impongo, al acusado, le abono todo el tiempo que ha estado en prisión preventiva por esta causa", casi dos años. La condena es superior a los 10 años solicitados por la defensa y menor a los 14 pedidos por la fiscal, aunque mantiene los 120.000 euros solicitados como responsabilidad civil para cada uno de los dos hijos de la víctima. La sentencia se puede recurrir en el plazo de 10 días desde su notificación ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Parejo considera ante el acta del veredicto del jurado que Miguel Cabrera asestó el navajazo mortal a su hijo cuando ambos estaban de pie y después de haberlo intentado en varias ocasiones, ya que "el acusado tenía intención de acabar con la vida de su hijo o al menos aceptaba esa posibilidad". En su pelea, el condenado le introdujo una hoja de ocho centímetros en el corazón a Cristo Cabrera, lo que le provocó la muerte por un shock cardiogénico, se expone en el fallo.

En la sentencia se tiene en cuenta la agravante del parentesco en el homicidio, aunque también la atenuante de que el homicida avisó a la policía para enviar una ambulancia al domicilio y confesó posteriormente que había apuñalado a su hijo a los policías.