¿Es su primera vez en la Isla?
No, he tocado más veces en Cantautores en Vegueta y la Isla siempre me ha tratado muy bien.
¿Cuándo inicia su carrera?
Hace unos 10 años que me puse más en serio y empecé a cantar mis letras en conciertos, pero comencé a escribir canciones a los 18 años. Es en Madrid donde he desarrollado mi actividad artística, sobre todo en los últimos seis años.
¿Le escribe a lo mismo ahora que con 18 años?
Es muy distinto, pero siempre es sobre cosas que me pasan, aspectos cotidianos que le pueden ocurrir a cualquiera. Intento mirar la vida desde una visión poética, y siempre hay historias que contar. Así, hablo de las relaciones humanas, que es lo que más me apasiona en la vida.
¿Existe algún momento en el que la inspiración es mayor?
En las épocas más convulsas, porque cuando uno está estable y bien no se pone con la guitarra a componer, pero los tiempos de cambios o de acontecimientos especiales me inspiran mucho.
¿Es difícil hacerse un hueco?
Bastante, porque somos muchos y los hay muy buenos. Creo que hay hueco y público para todos y es posible, pero es complicado sobre todo por vivir en esta época en la que sólo triunfan algunos y llegan más arriba los que ya lo están. En la música no hay clase media, están los que salen en la radio o los que cantan en garitos de Madrid como yo.
¿Cuál cree que es el truco de los que llegan a lo más alto?
Si supiera la fórmula la llevaría a cabo, pero no la hay. Creo que se juntan cosas como la suerte, de quién te rodees, que llegues en el momento adecuado al lugar oportuno y las personas que invierten en ti, porque es un tema de recursos y a cuanta más gentes llegas más posibilidades tienes. Es la pescadilla que se muerte la cola, porque estando arriba te escuchan más y en un círculo pequeño es más difícil. Al final no hay carreras exitosas u otras marcadas por el fracaso, sino gente que trabaja, y creo que la constancia te puede llevar donde quieres.
¿Las mujeres lo tienen más complicado en esta profesión?
Intento no hacerme mucho lío con este tema porque me enfada, pero es cierto que la mujer lo tiene más difícil en todos los ámbitos y en la música también. Llevamos un lastre de muchos años de ser las eternas coristas, la segundonas, las cantantes de orquesta o las que estamos detrás, y hacerse un hueco como artista principal de un proyecto es complicado. Se nos mira mucho más con lupa la imagen y otras cosas y es injusto, porque a un chico no se le evalúa igual. Aún así, intento hacerlo lo mejor posible e influir en que la mujer tenga un hueco dentro de mis posibilidades.
¿Hay más hombres que féminas o es lo que se ve desde fuera?
Es lo que se ve desde fuera, porque hay muchas mujeres. Lo que ocurre es que pasan cosas como las que he visto cuando he participado en certámenes y, al final, siempre hay más hombres finalistas. No hay tanta diferencia de número, sólo se trata de la visibilidad que se le da.
Empezó de forma curiosa a tocar la guitarra.
Confieso que fue por un ataque de envidia. Un día de Reyes le regalaron a mi hermano una guitarra y con 12 años te gustan más los regalos de tu hermano que los tuyos. Pensé que si él podía yo también, empecé y jugando aprendí. Soy autodidacta y no soy una gran guitarrista, pero para hacer canciones y defenderlas me manejo.
¿Cuándo se mudó a Madrid?
Tenía 19 años y fui a estudiar Trabajo Social. Allí se mueve mucho circuito de cantautores y hay más oportunidades y así empecé con mi carrera de artista en paralelo.
Al final, eligió la música.
Trabajo Social me gusta mucho, pero me quedo con la música, aunque actualmente no puedo vivir de ella y tengo que estar tirando de otros trabajos para sobrevivir.
¿Qué siente en un escenario?
Que es mi sitio, donde más me siento yo misma y donde reafirmo que estoy donde tengo que estar.
