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El balneario más céntrico de Telde

Patos y tortugas comparten el estanque situado junto al Ayuntamiento y el ambulatorio, un lugar para relajarse y estar cerca de la naturaleza en pleno centro histórico artístico

Huevos situados en una pared del estanque. LA PROVINCIA / DLP

Un espacio para disfrutar de la Naturaleza en medio del barullo administrativo y asistencial de San Juan y San Francisco. Pasa desapercibido para los numerosos ciudadanos, empleados públicos o turistas que pasan por su lado sin prestarle atención o muy poca, los que sean más curiosos. Un oasis para el relax en un entorno rodeado de estrés y actividad justo al lado de las dependencias de la Policía Local de Telde, en el edificio ubicado en la calle Inés Chemida.

De hecho, no es un lugar que esté oculto a la vista de los transeúntes ni cerrado a cal y canto: sus 'inquilinos' no podrían soportarlo y tendrían que buscarse otro lugar donde compartir destino y el cuidado de sus retoños. Sin más misterios: basta con acercarse al estanque situado junto al pequeño parque en la trasera del ambulatorio y la ermita de San Pedro Mártir, en San Juan, para contemplarlos. Son una 'familia' de tres patos, un grupo de tortugas y los huevos a punto de eclosionar de una docena de crías de los patos que han pasado estos dos últimos días más remojados que nunca por la borrasca que visitó Telde.

"Suelo venir a echarles algo de comer cuando regreso de desayunar", comenta una trabajadora municipal, que migajando un pan va tirándoles pequeños trozos al agua a las tres aves y también a las tortugas que comparten residencia. Para ella es un sitio donde observar la evolución de los tres ejemplares de patos, más visibles que los quelonios e incluso los tiene identificados: el patro negro es el macho y la hembra es la de color blanco. El tercer ejemplar, está por averiguarlo.

Es un sitio tranquilo pese a su cercanía con el trajín diario que supone las entradas y salidas de los dos edificios que tienen en su entorno, el Ayuntamiento y el ambulatorio de especialidades. "Pero son pocos los que se dan cuenta de este lugar, aunque basta con asomarse un poco por encima del muro" para contemplar una escena que es más normal disfrutarla en un parque urbano u otro lugar alejado del centro de la ciudad. No obstante, ajenos al bullicio, esta peculiar comunidad de vecinos pasa sus días sin sobresaltos y con la ventaja de no ser molestados. Así, en estos días se espera, si no lo han hecho ya, que nazcan sus crías, un ciclo de la vida que no pudo realizarse hace varias semanas, cuando el frío intenso provocó que en la anterior docena de huevos que incubaban no pudo salvarse nada.

No tienen nombre, "no creo que a nadie se les haya ocurrido ponérselo porque tampoco son mascotas como un perro o un gato", apunta la empleada municipal, quien considera que se podría mejorar el aspecto del estanque. Mientras, patos y tortugas no están para estas disquisiciones y continúan su rutina, unos nadando de un lado a otro, las tortugas sumergiéndose en el agua y saliendo a flote de cuando en cuando. Una existencia de lujo, en un entorno de lo más céntrico y al que solo le faltan vistas al mar. Pero tienen piscina.

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