Es un hecho que las carnestolendas han cambiado. Si escuchamos a los mayores hablar de lo que era este jolgorio, es inevitable que las máscaras y los bailes de cuerda sean protagonistas, tanto como las tradicionales tortillas de Carnaval o el anís del mono que daba su puntito al jolgorio. Actualmente las galas por todo lo alto o los encuentros multitudinarios son lo más usual, celebraciones que se alejan de las costumbres que vivieron muchas generaciones. Afortunadamente, existen aquellos que experimentaron la fiesta de antaño en sus propias carnes y hoy luchan para mantenerla y enseñarla a los nuevos. Así lo han hecho varios barrios de Telde. Compaginando con el actual, han creado su propio festejo en las asociaciones de vecinos, veladas en las que las parrandas ponen la música que invita a las mascaritas a bailar y a retroceder en el tiempo.

"Es maravilloso recuperar el Carnaval antiguo de nuestros abuelos y que, además, sea un éxito", señala Julia Martel, presidenta del Patronato La Sal en La Garita tras la que montaron con los vecinos del barrio en su local. Disfrazados los hombres de mujeres y viceversa con los trajes tradicionales "de viejitos o cubriéndose la cara", apunta Martel, vivieron una jornada donde la música canaria, las tortillas de calabaza y el buen ambiente reinaron en todo momento.

Julia: "Cuando era una niña"

"La participación, de todas las edades, ha sido muy buena y en 15 días, con el boca a boca, se organizó todo", explica mientras alega: "Hay que hacer estas cositas más seguido en el pueblo, porque es bueno reunirse, compartir y aprender que hay más de lo que conocemos". Asimismo, se pone nostálgica al recordar "cuando era una niña y vivía por La Solana, en la Higuera Canaria, y pasaba Juan López disfrazado con una sábana tocando la guitarra y llenando una cesta con huevos que le daban los vecinos".

Con la misma apuesta por impulsar las carnestolendas de antaño, la Asociación La Talla, de Lomo Magullo, organizó también un baile de cuerda "con tres grupos folclóricos, una verbena y bollos de anís", para acompañar el resto de gastronomía tradicional. "Sacamos la ropa de antes de los roperos y en el primer baile fuimos con máscaras, sábanas o talegas del pan sobre la cara, a diferencia del segundo que fuimos con el rostro descubierto", cuenta Armando Quintana, presidente del conjunto vecinal, a la vez que apunta que "los trajes de primera comunión o de boda tampoco faltaron".

Por su parte, los del Roque Azucarero no han sacado aún sus mejores galas, pero este viernes no dejarán indiferentes con el Carnaval cubano que tienen preparado. Estarán los usuarios del Centro de Mayores con su murga, habrá un certamen de disfraces con desfile, canciones carnavaleras y una merienda "con tortillas de calabaza y miel de caña y arroz con leche, alimentos que mi bisabuelo traía en una cesta de caña y que era lo único que se comía en tres días", desvela Saro Sosa, presidenta de la Asociación y edil de Participación Ciudadana.

Afirma que son ya 16 años los de su barrio en este jolgorio y que lucha para que "la implicación de los teldenses aumente y los colectivos vecinales revivan". Parece que la cosa funciona y que los grupos lo demuestran en estas carnestolendas.