"Es mejor no tener jefe y que nadie te dirija", señala Rolando Mora, participante en uno de los cursos destinados a fomentar la creación de empresas y organizados por Desarollo Local. Actualmente está en paro, pero su cabeza nunca deja de trabajar con intención de dar con el mejor modelo para montar su propio negocio. Cuando empezó, hace dos meses, tenía la idea de dar vida a un espacio de guarapos o una empresa para lavar coches, pero con lo aprendido se ha decidido finalmente "por la venta de churros con chocolate en invierno y helado en verano, algo diferente y que se mantiene todo el año", asegura.
A sus 62 años y llegado de Cuba hace cinco, cuenta que ha trabajado "en muchas cosas" y manifiesta que le parece "muy buena idea que se hagan este tipo de cursos". Así, a punto de acabar y con una única tarea pendiente de exponer su trabajo final a través del cuál presentará delante de sus compañeros y profesores su modelo de negocio, señala que ya tiene un local mirado en la calle Fernando Guanarteme en la capital para comenzar.
Pero la de Mora no es la única idea que voló entre las paredes del edificio municipal ayer durante la feria celebrada en la misma Concejalía. Entre ponencias, la participación de varios integrantes de programas de formación y mesas redondas, la sala donde se desarrolló se llenó al completo, dando a conocer una docena de proyectos.
De esta forma, no cabía ni un alma cuando Javier Hernández llegó a los asistentes con su charla formativa Los cuentos de nunca emprender, a través de la cual dio a conocer los elementos claves para crear una empresa, "aprendidos tras 20 años de experiencia y reflejados mediante 10 fábulas, cada una con su moraleja", apunta. Asimismo, explica que el miedo a los riesgos "por la educación que hemos recibido", fija, es el principal motivo que frena a la hora de emprender. "Es un error pensar que esto no está hecho para uno mismo, porque cualquiera puede hacer su propio traje a medida y crear su idea", garantiza el experto que no dejó de motivar a un público con ganas de comerse el mundo.
