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El declive de los presos carpinteros

El proyecto de reinserción laboral impulsado por el párroco de El Calero, excapellán de la prisión de Salto del Negro, finaliza ante la escasa demanda por la crisis de la construcción

Francisco Suárez Medina, en la parroquia de El Calero. SANTI BLANCO

El proyecto tuvo su asentamiento en Telde gracias a un local cedido por el Ayuntamiento al párroco y a los presos con los que se trabajaba para su reinserción laboral. Una cesión que acabó recientemente al llegar la iniciativa a un punto sin retorno, arrastrada por los efectos latentes de la crisis en el sector de la construcción, del que se nutría la carpintería creada para tal fin.

No ha sido, explica Francisco Suárez Medina, una salida traumática, sino lo que determina la lógica de los hechos. "Llevábamos ya tiempo observando que cada vez era más difícil que nos contrataran para ser encargos de carpintería y ha llegado el momento en que había que decidir qué hacer y lo más razonable es cerrar el proyecto", apunta Suárez Medina, quien lo calificó como una gran experiencia durante los casi tres lustros que ha permanecido en activo.

Iniciado en 1996 por la asociación Libertad y Vida en Lanzarote, este proyecto de reinserción laboral recaló en la cárcel de Salto del Negro, donde era capellán el ahora párroco de El Calero. "En2003 se trajo esta inciativa a la prisión, para que los internos aprendieran a realizar trabajos de carpintería y fue complejo al principio, pero se logró hacer una buena labor con ellos". Una labor que supuso la firma de un convenio en elaño 2006 con una empresa con la que se estuvo trabajando hasta 2015.

Taller de reinserción laboral

El apoyo del Ayuntamiento de Telde, con la cesión de un local para la instalación del centro de inserción laboral en el barrio de Los Llanos, en la zona conocida como El Cascajo, ayudó a apuntalar durante esos años esa suerte de escuela de aprendizaje de un oficio, el de carpintero, muy ligado, además a la historia del municipio desde hace varios siglos.

Toda una experiencia gratificadora en opinión de Francisco Suárez, quien cifra en que el 90% de los reos que pasaron por el centro de reinserción laboral ha conseguido luego empleo con el paso de los años. Ha sido un logro individual por la dificultad de crear una empresa de presos. "Me he encontrado por la calle a algunos de los que aprendieron el oficio aquí y se han establecido bien como autónomos en la carpintería o como asalariados en empresas relacionadas con el sector. También otros han logrado trabajo en otras profesiones".

Considera que es necesario continuar con proyectos de formación integrada para continuar con la búsqueda de empleo. La carpintería fue una buena piedra de toque para hacer realidad y posible darle una segunda oportunidad a quienes fueron condenados a prisión, pero "si hubiera mucho dinero seguramente se volvería a hacer más encargos de carpintería, de muebles y otros enseres, pero no es así y si no hay trabajo, es inviable seguir con él, por mucho pesar que nos suponga cerrar".

No obstante, es una puerta que se cierra en estos momentos, pero no descarta el párroco el inicio de otros programas sociales que ayuden a reintegrar en la sociedad a las personas más desfavorecidas.

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