Las veladas poéticas, culturales y musicales de Susi Arencibia rinden homenaje a una de sus integrantes más emblemáticas, Carmen Rosa Marrero. La joven hizo sus primeros pinitos en las veladas a los 16 años, aunque previamente ya había formado parte de la Fundación Blas Sánchez. Fue ahí cuando Susi Arencibia la vio por primera vez. "Para mí fue como escuchar un ángel", en ese momento se la llevó consigo. Ella es la encargada de acompañar a los poetas que leen sus versos con la guitarra.

Acaba de finalizar un Grado en Traducción e Interpretación en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y a sus 29 años habla inglés y francés, mientras que comienza a estudiar alemán, "me está costando un poco porque es más complicado". Pero su verdadera pasión es la música. Con 15 años empezó a tocar la guitarra e hizo sus pinitos como cantante imitando a grandes artistas. "Me ponía en casa a imitar a Céline Dion, por ejemplo, y cuando mi madre me llevó al logopeda se dieron cuenta de que me estaba haciendo daño en las cuerdas vocales. A partir de ahí, mi madre me empezó a dar clases de canto y aprendí a usar mi voz".

La música le viene en los genes, señala su madre Juana Rosa Mujica. "Para mí es un don. Desde que estaba embarazada me daba patadas cuando escuchaba a Tina Turner. Y cuando nació, desde que le ponía música se quedaba tranquila para yo poder hacer las cosas de la casa", recuerda.

La música aporta tranquilidad, sosiego y relax, eso es lo que siente cada vez que toca la guitarra o canta. "Estoy todo el día con la música. Si no estoy tocando estoy escuchándola", explica Carmen Rosa. La música le aporta fuerza y valor, de la misma forma que ella se la transmite a quienes la escuchan. "Tengo canciones muy especiales como una que le dediqué a Susi y otra con motivo del Día de la Mujer". Son sus vivencias personales la que traslada al papel. "No me gusta nada el rap, pero fue la forma que escogí para expresar el acoso que sufrí en el colegio, por ejemplo", apunta con la sonrisa que la caracteriza.

El próximo sábado, a las 19.30 horas, los poetas que acudan a la velada le dedicarán unos versos. "No me esperaba este reconocimiento. Fue una sorpresa para mí y una gran alegría", apunta. En las veladas poéticas encontró a su segunda familia "estoy muy cómoda y me siento muy querida. Además, las veladas poéticas que son temáticas son muy especiales. Por ejemplo, en Navidad vamos con algo rojo o con un gorro de Papá Noel y acaba convirtiéndose en una fiesta". Aunque todo tiene un pero, como sus canciones a las que pule hasta la perfección, "me gustaría que fuera más gente joven a las veladas". El verso es también una forma de expresar lo que se siente y contar las vivencias personales, es una forma de conectar con los demás.

La vida de Carmen Rosa está ligada a la música y ahora que se toma un descanso al finalizar los exámenes aprovecha su tiempo libre para cantar en el coro de la Iglesia de San Lorenzo. Con el agradecimiento de Susi Arencibia, la creadora de las veladas poéticas, y de todos los poetas que participan, Carmen Rosa, con su arte para tocar la guitarra y su sonrisa se ha ganado el cariño de todos.