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El Caracol se queda sin sus santos en las fiestas al negarse su dueño a prestarlos

Emilio Guedes, impulsor de la procesión en los años 70, alega que no se cuidaron las tallas

El Caracol se queda sin sus santos en las fiestas al negarse su dueño a prestarlos

Las fiestas patronales de El Caracol, que se desarrollan entre los meses de julio y agosto, corren el peligro de no celebrarse este año después de 46 ediciones. La razón es que el desencuentro entre el propietario de las imágenes de San Ramón Nonato y la Virgen de la Merced y la comisión de fiestas ha terminado en la negativa de Emilio Guedes, vecino y comprador de las tallas de los compatrones del barrio, de cederlas para las misas y la tradicional procesión en el barrio. Guedes aseguran que son suyas, pero desde la comisión de fiestas se defiende que las donó por escrito al barrio, por lo que pedirán una mediación para llegar a un acuerdo, ahora muy dudoso de lograr.

El vecino, impulsor de los festejos en 1970, "en un barrio que teníamos que usar motores para tener luz y con problemas en el abastecimiento de agua en las casas", compró la imagen de San Ramón Nonato y de paso lo convirtió en el patrón de El Caracol, hasta que tres años después se añadió la talla de la Virgen de la Merced a la procesión y se la hizo también patrona. Y así ha sido hasta el año pasado, cuando se habilitó en el local social de El Caracol una habitación como ermita donde colocar a los dos compatrones junto a otras figuras para la celebración de las misas.

Pero cuando mejor parecía el escenario, con las imágenes en la ermita -aunque el anhelo de los residentes es la construcción de una iglesia, que cuenta incluso con suelo elegido- y la celebración de las misas en ella, todo se vino al traste, aunque cada parte culpa a la otra del desencuentro. Emilio Guedes, que se llevó al finalizar las fiestas en 2016 las imágenes para su vivienda, donde están junto a otras que posee en varias de las habitaciones de su domicilio, acusa a la comisión de fiestas de no cuidar bien de las tallas.

Sus quejas se centran en que "no les vuelvo a prestar las imágenes por lo que me hicieron con ellas los de la comisión de fiestas. Estuvieron dos años allí, pero rociaron con un espray negro el mantel del altar y también la parte trasera del manto de la Virgen de la Merced, además de tener descuidada la ermita, que no tiene puertas pese a que se pidió que se las pusieran". Además, critica que en el salón del local social "metieran los tronos, uno de ellos forrado en plástico, cajas tiradas y cacharros con agua".

Guedes afirma que ante lo que observó, "me lo traje todo para mi casa, salvo unos cuadros y no pienso prestar los santos este año porque no me ha gustado nada lo que han hecho con ellos". De hecho, ahonda en sus quejas al recordar que "arrancaron de uno de los tronos las cuatro tulipas que compré, una acción que me molestó".

Desde la comisión de fiestas la versión de los hechos no es tan alarmante como la describe el vecino. Ángeles Artiles, una de sus miembros, considera que la actitud de Emilio Guedes se debe "a que se le cruzaron los cables y si no se hacen las cosas a su gusto se molesta, pero no tiene razón".

Artiles argumenta que "él donó por escrito las imágenes al barrio y no tenía que habérselas llevado porque estaba todo cerrado. Ahora recurriremos a otras personas para que medien y con la escritura en la mano demostrar que las donó y llegar a un acuerdo". Así las cosas, la celebración de las fiestas está en peligro, ya que como admiten desde la comisión que las organiza, sin las imágenes de los dos patronos no tienen razón de ser.

No obstante, el vecino desmiente a la comisión de fiestas en lo relativo a quién donó las tallas. De hecho, defiende que "yo a quien he donado las imágenes es a la iglesiadel barrio, no a la comisión de fiestas. Si llega a construirse algún día es allí donde deben estar, pero si no es así, lo que se hará es que cuando yo no esté se las entreguen a la parroquia, ya que su sitio es un lugar religioso como me han indicado y no un local vecinal".

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