El médico William González, del Servicio de Urgencia Canario (SUC), vivió en la madrugada del pasado domingo al lunes una experiencia de las que se ha encontrado poco en su trayectoria profesional. Y es que la hora y la situación en la que se dio este episodio que acabó en el nacimiento de una niña, suponen una mayor dificultad a un parto practicado en una clínica, aunque el procedimiento sea el mismo en ambos casos, según apunta González.

Nada menos que ayudar por teléfono a una parturienta a dar a luz mientras una ambulancia medicalizada, la unidad 3391, se dirigía al domicilio de esta vecina de Marzagán fue el reto con el que tuvo que lidiar recién empezada lasemana. González y la mujer, de 41 años y madre de cuatro hijos, permanecieron a ambos lados de la línea telefónica durante un periodo de unos 30 minutos, donde las explicaciones del médico y la buena predisposición de la paciente ayudaron a culminar con éxito un nuevo alumbramiento ya con la llegada de los compañeros de la unidad medicalizada del SUC.

"Cuando recibimos la llamada de la mujer comenzamos a hablar sobre cómo se encontraba y ver cómo podíamos ayudarla hasta que los facultativos de la medicalizada llegaran al domicilio de la parturienta, en la calle Las Cuevas, en Marzagán para que se hicieran cargo de ella en el parto", explica William González, quien recuerda que es el segundo parto en el que ayuda por teléfono. El Servicio de Urgencia Canario recibe cada día alguna llamada de embarazadas, aunque no siempre significa que vayan a dar a luz, pero telefonean para preguntar dudas, aunque en la madrugada de lunes no fue precisamente esta la situación.

El médico, que empezó la conversación telefónica con el marido de la mujer, intentó explicar qué debían hacer hasta la llegada de sus compañeros. "Pero el señor estaba muy nervioso, ansioso y cuando le pedí que nos describiera los puntos claves en el estadio de su esposa, nos pasó con ella porque él no podía hacerlo". La señora, con una experiencia de cuatro partos anteriores, "se mostró muy colaboradora durante todo el proceso y mientras hablábamos fue describiendo su estado, que estaba en una fase activa y en proceso expulsivo, por lo que le fui dando una serie de instrucciones fácilmente entendibles y muy generales mientras la ambulancia salía hacia su domicilio".

Así, William González le indicó que colocara el cuerpo en una posición lateral izquierda para que la mujer estuviera con menos dolor y oxigenada al máximo para evitar que sufriera hipoxia [disminución de oxígeno en la sangre- con la finalidad de protegerla y también al feto. A la parturienta, con experiencia y muy colaboradora con el médico, se le aconsejó que hiciera inspiraciones largas y profundas. "Pero también que tuviera mucha paciencia, que mantuviera la calma mientras iba realizando lo que le estaba diciendo", recuerda el médico adscrito al SUC sobre el servicio realizado en la madrugada del pasado lunes.

Durante la media hora en la que transcurrió este episodio se logró que la mujer no tuviera problemas y no se complicara la situación. "Si no tiene complicación, es visible y es una asistencia muy fácil", asegura González, quien con la llegada de los facultativos de la ambulancia medicalizada 3391 tuvo una tarea más tranquila. Ellos comprobaron el periodo expulsivo y una vez dio a luz, la niña se le dio a la madre para amamantar al bebé. Una vez finalizado todo el operativo, las dos fueran trasladadas en ambulancia al hospital Materno Infanti de Las Palmas de Gran Canaria para continuar con su atención. Ya en las dependencias hospitalarias y con un parto sin complicaciones, madre e hija permanecieron en planta para continuar con su descanso.

La actuación del médico William González se saldó con el alumbramiento de una nueva vida gracias a la labor que realizan a diario el personal del Servicio de Urgencia Canario y se suma a casos anteriores donde su intervención ha ayudado a partos por teléfono, en ambulancias o en la calle.