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"Marcharnos es un dolor constante"

Las monjas de clausura de Las Medianías dejan a finales de septiembre su 'casa' desde hace 42 años

El obispo, en 2014, en una misa celebrada en la capilla. JOSÉ CARLOS GUERRA

Su marcha será en silencio, sin estridencias, casi en el anonimato, pero su próxima ausencia ya se empieza a sentir en Las Medianías, el barrio que las ha acogido durante décadas y que lamenta su marcha. Las nueve hermanas que conforman la orden de las Carmelitas Descalzas de Santa Teresa de Jesús, de clausura, dejarán el convento a finales de septiembre con pena en sus corazones, pero con la certeza de que su tiempo en el barrio se ha agotado.

La edad avanzada de la mayoría de las religiosas y la falta de vocaciones en esta orden religiosa no permiten continuar con su labor de recogimiento y oración. Otro frente abierto es el futuro uso del edificio, obra del arquitecto Salvador Fábregas y que el cronista oficial de la ciudad, Antonio González Padrón, cree que "debería abrirse expediente para solicitar su declaración de Bien de Interés Cultural por su calidad, ya que es un gran modelo para conocer cómo es un convento de clausura carmelita".

Ana María de Jesús es la madre superiora de la orden desde hace tres años del convento y expresa "el tremendo dolor y la pena por tener que irnos, pero nos han aconsejado que tomemos esta decisión porque la situación ya es insostenible". La austeridad en la que viven y han vivido estas monjas es conocida por todos los vecinos de Las Medianías, pero que ha llegado a un extremo en que han recibido ayuda de colectivos sociales, como Roque Azucarero, cuya presidenta Saro Sosa, también concejala de Participación Ciudadana y Voluntariado, que entregó su ofrenda a la Virgen del Carmen realizada en su sede al convento.

"Somos nueve hermanas, entre ellas tres bolivarianas, que son las más jóvenes, y una canaria, pero no hay más vocaciones, por lo que tendremos que irnos a la Península. Para nosotras este hecho es un dolor constante, pero no nos queda más remedio", añade la madre superiora, quien apunta Salamanca como próximo destino, sino de todas, de varias de las religiosas. Alguna ya se ha ido al convento de acogida de El Carmelo y el resto tienen ante sí su separación después de tantos años y su traslado a otros conventos de la orden.

No obstante, tendrán la oportunidad de despedirse de los feligreses y vecinos de Las Medianías en una misa de acción de gracia que se celebrará el próximo 17 de septiembre, a las 19.00 horas, en el convento. La presidirá el obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases Andreu, y la concelebrará con el párroco. Diez días después, ajenas al bullicio, las religiosas barajan marcharse en un avión a primera hora del próximo 27 de septiembre y dejar detrás de sí una labor "en un lugar donde hemos estado casi toda la vida" para iniciar otra etapa de oración y recogimiento en clausura.

Habían pensado también en publicar una carta de despedida para agradecer ante lo que consideran un trato muy cariñoso de los residentes de Las Medianías. Ahora, en su adiós anunciado, será un miembro de la orden carmelita quien se encargue del convento, donde se baraja su venta, entre algunas de las opciones sobre su futuro. Su situación dentro del municipio y ser una obra del Salvador Fábregas, el arquitecto, entre otras construcciones, de la catedral de Santa Ana, son elementos que juegan a su favor para ser atractiva a cualquier inversión.

Consta de un cenobio, una cocina industrial importante, tiene imágenes sagradas y pinturas, algunas que han sido donadas por familias y de una biblioteca que supera los mil libros de depósito, obtenidos también de donaciones, como las de González Padrón.

Según el cronista, "calculo que su gran biblioteca, salvo libros que ellas quieran llevarse, pasarán a la biblioteca general de la Diócesis, en el Seminario, mientras que lo más probable, como suele ocurrir en otras órdenes, es que las imágenes se distribuyan entre otras monjas, fundaciones e iglesias a las que les falten imágenes".

En la cripta está enterrada la madre superiora y el destino de estos restos mortales tendrá que decidirse por la Iglesia, que podrían trasladarse a un camposanto católico. Los usos del edificio del convento, muy arraigado en el barrio, pueden ser varios, según Padrón, quien considera que podría convertirse en un hotel rural dada la belleza de la zona; también que mantenga el uso religioso con otra orden que tenga más vocaciones que los carmelitas, un centro misional o alguna entidad que desee convertirlo en espacio de meditación.

El actual convento no es el mismo fundado en 1975, ya que este tuvo que derribarse en 1988 por las grietas aparecidas en su estructura por problemas con el solar donde estaba ubicado.

El actual se levantó en 1990, obra de Fábregas. Sorprende del edificio su estilo, su luminosidad y su forma de V, ya que son dos capillas -la destinada a las monjas de clausura otra para los feligresía-, le dan esa apariencia al ser el altar el centro del convento.

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