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Una escuela que enseña el mundo a través de la experiencia y el juego

Eleazar Ortega es un joven teldense que ha puesto en marcha 'La Escuela de Ele' el único centro con el método 'Reggio Emilia'

Eleazar Ortega, fundador de la 'Escuela de Ele', junto a los niños en el huerto. YAIZA SOCORRO

Eleazar Ortega, un joven teldense de 29 años, ha puesto en marcha la primera escuela en Canarias que adapta el método Reggio Emilia a 'su' realidad. Sus principios se basan en explorar, descubrir y experimentar con el entorno. Un método de enseñanza que se acompaña con la inmersión en la lengua inglesa dentro de sus rutinas de cada día, la música y la hora de clase diaria que reciben sus pequeños alumnos.

"Empecé con las actividades extraescolares en el colegio María Jesús Ramírez. Ese fue mi primer contacto con el método, posteriormente, este modelo que también se implantó en las actividades extraescolares de las escuelas municipales del municipio. Más allá de las actividades por todo el municipio también daba clases particulares", explica Eleazar Ortega.

Unos comienzos en los que fue dejando su sello personal, ese mismo que le encaminó a abrir El Patio de Ele. "Los padres de los niños me pedían algo más que las clases particulares o las actividades extraescolares por lo que decidí abrir la ludoteca. Es un espacio en el que por la mañana acuden niños hasta los tres años y, por las tardes, hasta los once años, para hacer actividades juegos y experimentar", señala Ortega.

Aunque la diversión y el entretenimiento no se quedan ahí. Cada año pequeños y mayores se vuelcan en la celebración de la fiesta de Navidad o halloween. "Nos lo pasamos genial y tenemos muy buena armonía", puntualiza Ortega.

Un paso más allá

Ese fue el punto de partida para emprender la búsqueda de la casa ideal dentro del municipio con el objetivo de "poner en marcha algo más centralizado. Un centro físico para los pequeños ante el cierre de las escuelas infantiles", apunta Ortega.

Fue así como nació la Escuela de Ele en donde las plazas estaban cubiertas antes de que se abriera. "Fue enorme la confianza que las familias tuvieron en mí", resalta Ortega, quien por momentos pensó que en septiembre no estaría en marcha la escuela.

"En enero encontré la casa que llevaba tiempo buscando y fue el punto de inicio. Nos reunimos con arquitectos e ingenieros para poner en marcha la reforma integral de la vivienda. Hubo muchas fases y determinados acontecimientos en los que creíamos que no llegábamos, que en septiembre la casa no estaría lista. La apertura de la escuela es la demostración de que quien la sigue la consigue", sentencia Ortega.

En la escuela hay 30 niños de cero a tres años que interactúan, se divierten, aprenden a comer o a regar en el huerto que hay en la parte trasera de la vivienda. "Buscamos que los niños experimenten y descubran el entorno que les rodea. Trabajamos con material no estructurado en el que todas las soluciones son posibles", apunta Ortega.

Un método y una educación que influye en la personalidad de los niños. "Son abiertos y espontáneos, además interactúan fácilmente con todo el mundo". Un hecho que les facilita la adaptación tanto a la escuela como al colegio en el futuro.

"Los niños de la ludoteca nunca tienen problema cuando empiezan el colegio. Y aquí en la escuela llevamos tres semanas de clase y los niños ya están totalmente adaptados", explica Ortega. Una adaptación palpable en cada una de las tres aulas que hay en la escuela.

"Tenemos el aula de los bebés, los medianos y los mayores aunque la idea es que en un futuro, no muy lejano, ampliar la escuela con tres aulas más en la parte superior de la vivienda", explica Ortega, quien demuestra que nunca deja de emprender.

"La verdad es que siempre estoy pensando y dándole vueltas a la cabeza. Por lo que cuando tengo una idea la pongo en práctica", remarca Ortega. Es así como su actividad va más allá de la ludoteca y la escuela, también organiza cumpleaños y talleres de diversas temáticas. "Soy todo motivación. Siempre necesito estar haciendo cosas", explica Ortega.

Este joven teldense es un ejemplo de emprendedor. A sus 29 años, cuenta con dos negocios propios que son un reflejo de su personalidad y ahora busca continuar ampliando miras y horizontes proponiendose a sí mismo nuevos retos.

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