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Entrevista: Gonzalo Ortega Ojeda

"Sin una continuidad generacional en el campo se perderá su vocabulario"

"La gente que tiene una cultura notable sobre el agua es mayor, ha estado vinculada y vive en zonas rurales", apostilla el Catedrático de Filología Española en La Laguna y primer ponente de las Jornadas del Agua en Telde

Gonzalo Ortega, catedrático de Filología Española en La Laguna. DELIA PADRÓN

Usted aborda esta noche en la casa museo León y Castillo el reflejo de la cultura del agua en Gran Canaria en el vocabulario, fraseología y toponomia.

Hace unos años impartí en Teror una charla parecida, pero circunscrita a Teror y ahora será relativa a Gran Canaria. En mi conferencia me circunscribo a tres parcelas: el vocabulario, la fraseología entendiéndola como dichos, refranes, modismos relacionados con el agua y la toponimia. El primer problema que se plantea es qué palabras, qué expresiones y qué palabra de la toponimia se relacionan con el agua porque es difícil escapar a cierto subjetivismo a la hora de determinarlas. Hay algunas inequívocas como presa o estanque, pero puente o barranco no están tan claramente relacionadas. Me he limitado al vocabulario publicado de la Academia Canaria de la Lengua y otros trabajos, lo mismo ocurre con la fraseología y respecto a la toponimia hay suficiente trabajo publicado para determinar qué palabras de la toponimia de Gran Canaria tienen relación con el agua. Me he basado en el material dialectal para preparar la charla porque sería inabarcable.

En Canarias, ¿dónde hay más vocabulario, frases y toponimia relacionados con el agua?

Por razones climatológicas, las islas más occidentales, pero a estos efectos Gran Canaria debe considerarse también occidental. Las islas más montañosas, que tienen un régimen pluviométrico más marcados poseen una cultura del agua en lo relativo al tiempo atmósferico, conducciones y embalses de agua, todo lo que tiene que ver con los tipos de lluvia está más marcado en estas islas. Pero luego en todas ellas las vertientes norte tienen más densidad de elementos relacionados con el agua, tanto al léxico, fraseología y toponimia, sin que esto signifique que en la zona sur no haya cultura del agua, pero es menos marcado.

¿La toponimia es quizás la más popular y conocida en relación al agua?

En cierta forma sí porque la cultura del agua está muy asociada a la cultura agrícola y esta en Canarias y en Gran Canaria en particular ha decaído en los últimos 50 o 60 años por lo que todos sabemos: la economía ha cambiado de patrón, ahora predomina el sector servicios que el primario. Y la gente que tiene una cultura notable sobre el agua en la fraseología o vocabulario es gente mayor , que reside en zonas rurales del norte y han mantenido siempre una vinculación con la agricultura. Los topónimos aunque tienen una motivación inicial en el momento en que se crean luego se fosilizan y para la gente no dejan de ser etiquetas, lo que en lingüistica llamamos nombres propios. Son nombres propios del lugar que la gente los utiliza sin saber lo que significan o lo que significaron como nombres comunes. Su función es otra, solo identificar un lugar. Un lugar se puede llamar Los Nacientes, pero los jóvenes o los urbanos igual no saben lo que es un naciente.

Dentro de la toponimia, ¿cuáles son los más repetidos en la cultura del agua?

Como este tema es muy amplio, en la charla los topónimos los voy a reducir a los relativos a las fuentes en un sentido amplio: fuentes, manantiales, remanientes, miraderos, minas, chorros, pilones, entre otros. Dentro de esa parcela la palabra más repetida es fuente y otras muy circunstanciales. Por ejemplo, en Teror hay una fuente que se llama el Borbullón, que procede de la palabra borbollón, porque el agua hierve y surge del barranco hacia arriba. En la palabra fuente, aunque hayan desaparecido la fuente como elemento etnográfico y también la necesidad de ir a buscar agua en ellas porque hay agua corriente en todas las casas en Canarias, lo que ha quedado es la toponimia. Se está en franca regresión.

¿Las nuevas tecnologías han aportado algo nuevo a estas tres categorías de las que habla?

Más allá del tema de las presas, en Gran Canaria, donde hay una gran cantidad de presas los topónimos funcionan perfectamente, todo el mundo sabe dónde está la presa de Soria, la de las Niñas o Ayagaures. Pero la toponimia relacionada con depuradoras, potabilizadoras es muy concreta y poco abundante, pero la terminología tradicional es mucho más rica. Cualquier nombre por moderno que sea, si la gente lo decide, se puede convertir en topónimo.

Comentaba que antes era más rico el vocabulario o las frases porque la agricultura era importante. ¿Hay peligro que desaparezca o su estudio lo salva?

Sí, porque todo está asociado a que hay un patrimonio etnográfico relacionado con el agua que también está poco atendido. Las cosas cuando dejan de tener funcionalidad hay una tendencia a que se pierdan o se deterioren. Hay un montón de infraestructuras hidráulicas importantes que con el avance de la urbanización han desaparecido. Obviamente, como desaparecen los referentes de las palabras, estas como mínimo decaen dramáticamente en su uso. Unas pocas palabras por su carácter designativo pueden queder asociadas a la toponimia, pero la toponimia con el abandono de las tareas del campo también esta decayendo. Hay un retroceso brutal de la cultura tradicional, pero no es algo para rasgarnos las vestiduras porque parece un hecho inevitable, no vale flagelarse. La cultura moderna se ve desde lo urbano, si se viera desde el campo, cosas que en las ciudades creemos desaparecidas siguen vivas en el mundo rural, van languidenciendo, pero están vivas.

¿Es una desaparición inevitable, que estas palabras solo pervivan en el ámbito académico?

Sí. Lo que están pasando con las palabras relacionadas con el agua pasan con todas las que tenían que ver con la cultura, con los modos de vida tradicionales. Como ya no se practica, se han ido abajo e incluso informantes no se acuerdan de las palabras. La trilla, por ejemplo, se hace como una exhibición en las fiestas que como un trabajo.

¿La agricultura que existe es digamos el notario de estas palabras y se incrementara podría evitar su desaparición?

La gente que trabaja en el campo sigue usando estas frases o vocabulario aunque la técnica tradicional ha dado paso a otra forma de trabajar en el campo. Pero las papas, por ejemplo, se siguen plantando como siempre y todo el vocabulario asociado permanece. En los sectores donde se mantenga la actividad tradicional todo ese vocabulario se sigue conservando. Pero incluso jóvenes que viven en el campo sabenmucho de nuevas tecnologías, pero no conocen las palabras y para conservarlas debería haber una continuidad generacional, si no la hay se pierda o languidezca tanto que se convierta en testimonial.

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