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El poeta de la risotada poderosa

La obra literaria y la figura de Carlos Ramos, fallecido en 1979, se hace visible en la biblioteca Saulo Torón, en Arnao, con la publicación del primero de los cinco tomos de su colección

Carlos Ramos, en una fotografía incluida en el libro. FOTO CEDIDA POR LOS EDITORES

Carlos Ramos era un jiribilla, tenía muchisimas ganas de aprender y sorprendía a sus amigos con libros de autores polacos o checos cuando se reunía con ellos. Así lo recordaban ayer el poeta Javier Cabrera y Alfonso Crujera, dos de los impulsores de la publicación de Tomo Uno, Poesía, 1976, una iniciativa que pretende recuperar la obra literaria de una persona vitalista, un hombre que exprimía cada minuto, pero que terminó con su vida en plena juventud.

El reto de hacer visible la herencia literaria de un "hombre de su tiempo, a caballo entre la poesía civil con un toque surrealista y una capacidad inventiva sorprendente", como define Cabrera la producción de Ramos, tiene en la presentación mañana del primero de los cinco libros que se tiene previsto publicar -cuatro de poemas y uno que a modo de miscelánea incluye sus opiniones políticas, culturales, artículos de prensa, su pensamiento vital- el primer paso hacia la recuperación de su obra y de su figura para la posteridad.

No ha sido fácil el camino iniciado hace casi 40 años, cuando Alfonso Crujera y José Medina se dedicaron a recopilar entre amigos y familiares los poemas esparcidos de Carlos Ramos entre quienes lo conocieron, quisieron y admiraron o siguen aún haciéndolo. Muchas visitas, muchas conversaciones para convencer a todos que nunca se olvidarían del recuerdo imborrable dejado por Carlos, pero sí de su apretado y extenso poemario -escrito en sus últimos cinco años de vida con la misma frenética actividad e ilusión que le ponía a todo-, porque el tiempo no perdona.

El color amarillento en el que se torna el papel encajonado durante años y el desconocimiento o desinterés de quienes no conocieron a Ramos eran los peligros que podían destruir los versos, las opiniones de alguien que llevó una vida intensa pese a su juventud y que plasmó en cuartillas y recortes de prensa lo que su alma sentía.

Así, Crujera y Medina pidieron prestado poemas, hicieron fotocopias, pasaron a máquina un material que se hacía cada vez más voluminoso, aunque sabiendo que igual se perdieron versos y opiniones por el camino. Ahora, con la tecnología digital, su legado está asegurado para futuras generaciones y la Biblioteca Carlos Ramos, denominación de la colección dedicada al poeta teldense dejará constancia de su autor, del joven al que la "se le hizo estrecha la vida social, se le hizo pequeña", rememora Javier Cabrera, encargado de seleccionar los versos de su amigo.

De "Carlitos, de ese niño grande que con oír su risotada poderosa sabíamos que había llegado y que nunca nos dejaba de sorprender con sus ansias por aprender, de su afán por leer de todo", añade Cabrera, quien propuso al patronato formado por amigos y familiares que su obra no se concentrara en un solo volumen, sino que en libros de unas 80 páginas se fuera manteniendo el interés por sus escritos a medida que se publicaban. Una suerte de entrega por etapas de la esencia del benjamín de un grupo de amigos y amantes de la cultura, y que de estar entre ellos, Carlos Ramos tendría 60 años y luciría esa amplia sonrisa y su fuerte risotada.

La colección sale del bolsillo de sus promotores, no tienen ayuda de instituciones públicas y sus planes son que con lo recaudado por la venta de este primer volumen, titulado Tomo Uno, Poesía, 1976, se pueda financiar el resto de la obra. Con el prólogo del poeta Ángel Sánchez, la selección literaria de Javier Cabrera y el diseño de Alfonso Crujera, este primer libro cura una vieja herida, la de la indiferencia institucional con la cultura y, en este caso, con la obra de Ramos.

De hecho, Alfonso Crujera, que conoció a Carlos cuando contaba con 15 años y él estaba embarcado en el teatro alternativo con el grupo La Zapatilla, no se olvida que "en 1999, aproximadamente, Ángel Sánchez hizo una selección de sus poemas que el ayuntamiento de Telde estaba dispuesto a publicar, pero por una u otra razón, que desconocemos, nunca se editaron. En 2004 se publicó Acantilado y Silencio. Panorámica de la generación poética grancanaria de los '80 (Edición del Cabildo de Gran Canaria), editado y seleccionado por Javier Cabrera, y en el que aparecen unos siete poemas de Carlos Ramos".

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