Anoche comenzaron oficialmente las fiestas de San Gregorio Taumaturgo con el esperado pregón tradicional. Calles, olores, vecinos, fronteras. Fueron algunas de las palabras clave que Francisco Mireles, historiador, arqueólogo y antropólogo del barrio de Los Llanos, utilizó para su discurso de inicio de fiestas. La plaza de San Gregorio se aglomeró un buen número de teldenses para escuchar el pregón de la fiesta de Los Llanos, que se resumen en la historia de Los Llanos, los recuerdos junto a los vecinos, los comercios y las calles, y el gran papel de la mujer en el desarrollo del municipio.

El pregonero, sonriente y orgulloso, quiso agradecer, en primer lugar, a los presentes, a los teldenses, a las autoridades y a las personas a las cuales agradecerles la aceptación de este por convertirle en el representante formal del barrio. Tras unos minutos de formalidades, Mireles se introdujo de pleno en el discurso, primero con los orígenes históricos, haciendo alarde humilde su carrera profesional, y más tarde manifestó sus vivencias en el barrio que lo vio crecer. "Quiero hacer un homenaje a todas las personas humildes y trabajadoras con las que me crié y eduqué y forman parte del entorno en el que he decidió vivir", comenzó diciendo Mireles en la segunda parte del discurso. La tienda de textiles de José Ojeda, la farmacia de Carmelo Flores y Ana Medina, la barbería de Fernando Jeréz y la relojería de Elías, entre muchos otros negociantes, fueron las puertas hacia un discurso lleno de nostalgia, y descripciones sobre el pasado y la vida del pregonero dentro del barrio. "La memoria olfativa asocia las esencias a momentos vividos en el pasado y tiene un gran poder sobre el recuerdo".

La cocina de la abuela, las flores del colegio o el jabón de lavar la ropa, son algunos de los olores que el pregonero quiso rememorar en su emotivo discurso. De esta manera, enlazaba con sorprendente las relaciones del barrio y sus olores con su gente. Los comerciantes, los vecinos, la familia. Historias de conquista, de apoyo, de amistad. El barrio unido, y considerado sin mediar palabra ni definir las circunstancias, como una gran familia, "donde compartir lo que se tenía era un deber y casi una obligación"

Y precisamente por ello, se crearon sin buscarlo, lo que podrían considerarse como las primeras redes sociales de apoyo mutuo. Las mujeres fueron el enclave principal, y por ello Mireles les dedica la tercera parte de su discurso.

A los ojos de los niños, y de los no tan niños, la labor de las mujeres trabajadoras, aunque el trabajo fuese en casa no dejaba de ser un trabajo, se veía como el deber y responsabilidad de las heroínas. Las vigilantes del pueblo, que ante las adversidades, tomaban la iniciativa para resolver los problemas. "He querido resaltar la labor de nuestras madres y abuelas, que insuflaron a unas generaciones de jóvenes la importancia de la educación y el estudio," confesó Mireles, que, desde la parte antropológica, ha apreciado por el estudio de los años la clara desventaja social de las mujeres, que, sin embargo, luchaban cada día desde el interior por cambiar la mentalidad de las mujeres de las nuevas generaciones, y del pueblo en general. "Tengo la firme convicción de que Telde ha progresado gracias al valor y dedicación de todas ellas porque se han apoyado mutuamente reivindicando una relación igualitaria entre géneros, donde el valor de lo femenino y masculino fuera el mismo." Finalmente Mireles reiteró la historia de Los Llanos, superviviente de todo tipo de ideologías políticas gracias a la unión vecinal. Y su discurso se concluyó al grito de "¡Viva San Gregorio!".