Silencio ensordecedor para expresar la repulsa por la violencia contra las mujeres durante la primera marcha en silencio organizada en Telde para luchar contra las muertes que ocasiona el machismo en España, 50 casos en lo que va de año. Un silencio abrumadoramente femenino, ya que la mayoría de las 200 personas que participaron eran mujeres, muy pocos hombres y casi todos miembros de partidos políticos y algún que otro ciudadano. Así, en la cabecera solo Agustín Arencibia, edil de Políticas de Igualdad, tuvo su hueco para sostener la pancarta, el resto eran mujeres.

Su recorrido, durante media hora entre las plazas de San Gregorio y San Juan no congregó a tanto público como el mensaje requiere, aunque fueron curiosamente los aplausos de unos escolares del instituto José Arencibia Gil hacia los participantes lo que dan esperanzas, como explicó la alcaldesa, Carmen Hernández, para romper con esta lacra social. Y es que en el desarrollo de la marcha.

En el recuerdo, la joven Yurena López Henríquez, de 23 años, asesinada el pasado 31 de marzo y cuyo caso se encuentra bajo secreto judicial.En la plaza de San Juan se encontraban su madre, Lidia Henríquez, su hermana, Vanessa López Henríquez, su abuelo, Salvador Henríquez y otros familiares y amigos agradecían el gesto, pero también piden más compromiso social y, sobre todo político, para que la muerte de Yurena no sea una cifra más en la fría estadística y el goteo sangriento que cada año hace más luctuosa la convivencia.

La plaza de San Juan acogió el minuto de silencio para conmemorar el 25 de noviembre, Día Internacional de la no Violencia hacia las mujeres, estas últimas palabras en un vívido color violeta y en letras grandes en la pancarta que presidió la marcha. Otras expresiones contra el machismo fueron más modestas, pero no menos sentidas, como los lemas 'Nos queremos vivas' o 'Machismo, no', que portaban varios participantes en sendos cartones. Cerraba la marcha una pancarta, también violeta, recordando los 30 años del centro de la mujer Isadora Duncan, pionero en España, una muestra del compromiso de Telde con las políticas que fomenten la igualdad entre géneros.

Un minuto de silencio que enseguida desencadenó el llanto de los familiares de Yurena y que eran visibles después en el rostro de su hermana y su madre. Ambas, al igual que había comentado el abuelo de esta joven víctima, reclamaron implantar leyes más severas contra la violencia machista. Pero también fueron contundentes. "No se trata de reeducar a la mujer maltratada, sino de reeducar a la sociedad para que esta violencia no se produzca más, quién me devuelve a mi hija ahora, ¿los políticos?", apuntaba Lidia Henríquez, mientras Vanessa iba más allá: "Si estuviéramos en Marruecos seguro que esto no pasaba, aquí las penas a los asesinos son para niños, ya que en la cárcel disfrutan de todas las comodidades, hay que hacer más duras las penas".

La madre de Yurena tuvo también un recordatorio para los asesinos: "Que piensen que cuando matan a alguien no solo acaba con su vida y la de su familia, sino también destrozan las de sus propias familias. Nosotras no tenemos vida desde que mataron a mi mi niña, solo vivimos en este planeta". Hoy, Salvador, su abuelo materno, ha sido elegido para leer el manifiesto institucional contra la violencia de género en el pleno ordinario de noviembre. Adelantó que también dirá algunas palabras para recordar que algo no funciona en las leyes y en la sociedad cuando su nieta fue la víctima número 18 de 2017, un año que ya registra la cifra de 50 asesinatos de mujeres a falta de más de un mes para su finalización.