La Provincia - Diario de Las Palmas

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Aguadulce con trozos de amianto

La playa, situada cerca del yacimiento arqueológico aborigen de Tufia, está 'sembrada' de pedazos pequeños de planchas de uralita en su acceso y en las piedras junto a la arena

Una de las piezas tiradas entre las piedras de la playa de Tufia. TONY HERNÁNDEZ

Aguadulce es una pequeña y recoleta playa situada cerca de la más conocida de Tufia. De fina arena amarilla, y un acceso que, sin ser peligroso, hay que caminar con cuidado, es una zona con encanto, tranquila, protegida de las ventoleras y con una marea acariciante y a la que se llega en coche particular porque no hay servicio de guaguas. Pero así y todo, su aparente lejanía no es obstáculo para que los conocedores de sus atractivos la elijan sobre el resto de calas no solo del municipio, sino de la Isla. De hecho, varios portales turísticos la definen como una pequeña joya de Telde y en Tripadvisor, por ejemplo, obtiene una valoración de 3,5 sobre cinco puntos.

Pero esta imagen de postal turística cada vez se vuelve más macilenta por su abandono y, según denuncian bañistas y visitantes, porque empieza a convertirse en una suerte de contenedor de bolsas de plástico al aire libre y, lo que es más preocupante, por el vertido de piezas de planchas de uralita -que contienen amianto- en la zona de bajada y al inicio de la playa. No son los únicos elementos que la afean, ya que algunos restos de usuarios incívicos -latas, las bolsas de plástico, entre otros- también la decoran.

Vecina del yacimiento arqueológico aborigen de Tufia, Aguadulce, un nombre que no se sabe a ciencia cierta su origen, aunque se baraja, entre otras hipótesis, la tranquilidad de su marea frente al encrespado mar de otras playas del municipio, necesita, argumentan sus incondicionales, el mismo mimo que otras calas de Telde. Con un litoral de 24 kilómetros de extensión, desde Jinámar a Ojos de Garza, desde el centro comercial Las Terrazas hasta el aeropuerto de Gran Canaria, alberga zonas de baño y para la práctica de deportes náuticos para todos los gustos. En Aguadulce, el ocio pasa por tomar el sol y mecerse en sus azuladas aguas, no hace falta más, afirman quienes buscan el menos jaleo posible para disfrutar de un día de playa.

Sin embargo, cada paraíso está abocado a tener su demonio y en Aguadulce, las planchas con amianto, troceadas en pequeñas porciones y esparcidas por entre las piedras ante de la llegada a la zona de baño, son su constatación. La advertencia no es nueva, pero sí menos conocida que la de los plásticos con los que salen pegados los bañistas, ya que estos son más visibles y palpables.

Hay que observar bien el trayecto de bajada hacia la cala y también fijarse entre las piedras para encontrarlas, pero ahí están. Después de la polémica generada por la aparición de amianto en el colegio público Poeta Fernando González, donde padres y concejalía de Educación han mantenido en momentos un agrio debate, este peligroso material se encuentra en una playa. A la espera, si se realiza, de su retirada por los servicios municipales competentes, la valoración de su peligrosidad para personas y entorno es otra de las preguntas a resolver.

"Son trozos pequeños, de entre 15 y 30 centímetros de tamaño, aunque también hay pedazos grandes de planchas", apuntan fuentes consultadas. Su presencia en esta playa y con los antecedentes sobre la peligrosidad de ese material, muy cuestionado en las edificaciones, no tranquiliza precisamente a quienes les gusta disfrutar de Aguadulce. Confían que desde el Ayuntamiento de Telde se actúe pronto y se erradique este riesgo para la salud y el medio ambiente.

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