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Culto a las 'correquetecagas'

La Gavia celebra el domingo una jornada de recuerdo a las motos de licencia municipal que marcaron la vida y evolución del barrio

Culto a las 'correquetecagas'

"En La Gavia, los niños antes de aprender a leer y a escribir les pedíamos a nuestros padres que nos compraran una moto, una licencia municipal, para poder acercarnos a Telde porque no había una guagua regular desde el barrio". Así lo cuenta Feli Santana Ramírez, impulsor de la organización de La Gavia Retromot LM, un evento que tendrá al salón social y a la plaza pública como los puntos de encuentro de una jornada donde dos exposiciones fotográficas, una carrera de motos y una reunión de motocicletas de licencia municipal recordarán a propios y extraños la historia no solo de este singular pasado motero, sino de la evolución de La Gavia en este último siglo.

Será el retorno al barrio, por un día, de las denominadas correquetecagas, el apelativo popular que recibían estas motocicletas de pequeña cilindrada, con más ruido que fuerza, pero que su uso iniciaron a varias generaciones en el mundo del motor.

Santana Ramírez asegura que todo está previsto que comience a partir de las 10 de la mañana, con la exposición fotográfica Momentos del ayer y una muestra fotográfica del I Mini Cross Enduro La Gavia 90, "una carrera de motos de pequeña cilindrada que se organizó hace 28 años en el barrio, donde actualmente está el local social". Ademñas, una reunión de motos clásicas de licencia municipal en el parque público y una carrera de cintas en motos de esta cilindrada pondrán el broche de esta fiesta.

Feli Santana, presidente del Moto Club Las Palmas Roque Nublo, fue uno de esos niños y adolescentes que buscaban subirse a lomos de una motocicleta de una cilindrada pequeña -hasta 49 centímetros cúbicos- para salir de La Gavia en dirección al centro urbano de Telde, como diversión primero y luego por razones de trabajo, como la mayoría de sus vecinos.

"La Gavia fue durante las décadas de los años 60, 70 y 80 del siglo XX un hervidero de motos en la caída de la tarde. En los albores del amanecer el único medio de transporte que acercaba a los jóvenes a la sociedad y a sus puestos de trabajo fueron las motos de pequeña cilindrada que en los 70 y 80 dieron su mayor esplendor", apunta Santana Ramírez.

Recuerda que "la primera motocicleta que llegó al barrio la llevó Santiago Valido y se trataba de una Triumph 500, entre el año 1959 y 1960. Le siguió mi abuelo Miguel Ramírez con la Francis Barnett 125 en el año 61. Luego llegaron las Montesa Brío 81, Impalas, Bultacos MKII Agricultura, las trallas, Mercurio y Metrallas, además de MV Augusta 175, Ducatis Élites y alguna 24 horas, Vespas, Zunda, Suzuki, Garelli y el mayor enjambre de licencias municipales (LM) Derbis: Coyotes, Antorchas, Diablos, Copas C4, C5, C6, C7, FD, FDS, FDX, Variant, Sendas, Jumbos, Savanah, Puch Minicross, entre otras muchas".

Los paseos matutinos eran como pasar página en las enciclopedias de las motocicletas para descubrir todos los fabricantes de las pequeñas cilindradas, evoca el promotor de Retromot LM. "Y durante estos decenios sirvió de necesidad en el transporte y primeras excursiones organizadas de amigos en los fines de semana", añade y recuerda que "cuando llegaron a todas las fiestas patronales del barrio las carreras de cintas en moto, un clásico que reunían todas las motos de las vecindades para enarbolar las fiestas y nuestras aficiones".

Además, también a finales de los años 80 se celebró el I Enducross La Gavia y este Retromot LM es una iniciativa para poner la primera piedra de futuras ediciones de este encuentro con las antiguas correquetecagas y sus usuarios, algunos ya abuelos. Todo un culto al ciclomotor y las pequeñas cilindradas que "marcaron a fuego una época de transición histórica e industrial revolucionaria en la democracia y la libertad", asevera.

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