Lateros, vendedores de bebidas, masajistas, tatuadores o vendedores de hachís toman las costas españolas y ofrecen todo tipo de servicios pese al marcaje policial.

En la playa de la Barceloneta la policía llena el maletero de sus agentes de paisano de cientos de latas de cerveza y refrescos como resultado de una operación policial en la que se ha interceptado a una red organizada de vendedores ilegales de refrescos.

Mientras esto sucede, sobre la arena, una docena de masajistas orientales ofrece sus servicios a cambio de cinco euros; en las playas de Galicia,la policía y los propios vecinos luchan contra los ladrones de verano, los mariscadores furtivos.

Los pescadores se organizan para hacer patrullas nocturnas y batir las calas de día y noche, ya que los furtivos aprovechan los meses de julio y agosto para recoger de manera ilegal grandes cantidades de percebes.