Klaus, por ejemplo, es un magnate del petróleo que cada día se pasea por el cielo de Marbella con un helicóptero de cuatro millones de euros y que para ir por tierra tiene una colección de coches de Fórmula 1 con los que se entrena en un circuito privado.

Y Cris, que es de Gibraltar, le ha regalado un detalle a su novia: un todoterreno de 30 millones de las antiguas pesetas de color rosa chicle.

Todos viven, junto a princesas austríacas y herederos de tronos europeos, traficantes de armas de todo el mundo y capos de la mafia y las drogas, y rinden culto al hedonismo y al lujo en una ciudad donde una mansión de 1.200 metros cuadrados no se puede comprar por menos de 5 millones de euros.